El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado la creación de una gran empresa pública de vivienda como compromiso con la sociedad española.
Un modelo ya existente en Europa con éxito, Viena, se presenta como un referente al haber logrado combatir el encarecimiento desmedido del mercado inmobiliario.
La ciudad austriaca cuenta con más de 220.000 viviendas públicas de arrendamiento y otras 200.000 subvencionadas para una población de dos millones de personas, garantizando alquileres asequibles a al menos el 60% de la población.
Viena es una de las ciudades más asequibles y con mejor calidad de vida, afirma Eduardo Gutiérrez, subdirector general de Provivienda.
El éxito se basa en tres pilares fundamentales: la calidad de las viviendas sociales, su dispersión geográfica y la unanimidad política que las respalda.
La Viena Roja como origen del modelo:
Tras la Primera Guerra Mundial, los socialdemócratas al mando instauraron un intenso programa de construcción de vivienda pública financiado por impuestos a los más ricos.
El resultado fue una importante expansión del parque público: para 1934 se habían construido 60.000 viviendas, incluyendo el emblemático KarlMarxHof, un superbloque considerado El Versalles de los Obreros, que albergaba 1.300 viviendas junto con escuelas, guarderías y centros médicos.
La llegada del fascismo y luego del nazismo truncó esta iniciativa.Sin embargo, tras la guerra, los socialdemócratas retomaron el proyecto, construyendo 50.000 nuevas viviendas entre 1945 y 1956.
Calidad, dispersión y precio accesible:
Las viviendas sociales vienesas no solo se destinan a familias vulnerables o de bajos ingresos, sino que también atraen a personas de clase media gracias a su calidad y precio asequible: 6,67 euros por metro cuadrado al mes, independientemente de la ubicación.
Los requisitos para acceder son ser mayor de 17 años, residir en Viena al menos dos años y tener ingresos netos no superiores a 3.200 euros mensuales.
La vivienda social no es solo para personas pobres, explica Mail Novotny, crítico de arquitectura, a The Guardian.
Para evitar la segregación social, las viviendas se distribuyen por toda la ciudad, incluso en zonas turísticas.
Cooperativas e inversión privada controlada:
de las 220.000 viviendas públicas gestionadas directamente por el Ayuntamiento de Viena (Gemeindebau), existen otras 211.000 que funcionan mediante cooperativas de beneficio limitado.
Estas asociaciones sin fines de lucro construyen y gestionan las viviendas con subvenciones y bajo un marco legal estricto para evitar la especulación.
También se ofrece a empresas privadas la posibilidad de invertir en construcción de vivienda social bajo un sistema de concursos donde se vende el suelo a precio reducido y se ofrecen ayudas con créditos, siempre y cuando los alquileres no puedan subir libremente.
Las cooperativas constructoras tienen un límite máximo del 3,5% de beneficio sobre sus inversiones, que deben reinvertir en la construcción o rehabilitación de viviendas.
La unanimidad política en torno al modelo es clave para su éxito.Independientemente del partido en el poder, se mantiene este compromiso con la vivienda pública como derecho fundamental.