El consumo de carne de cerdo está prohibido en dos de las religiones monoteístas más importantes del mundo: el judaísmo y el islam.

Esta restricción, arraigada profundamente en sus respectivas tradiciones, responde a una compleja intersección de preceptos religiosos, consideraciones sanitarias y un deseo de preservar la identidad cultural.

En el judaísmo, la prohibición se encuentra establecida en el Levítico, parte del Antiguo Testamento.

Allí se enumeran animales considerados impuros, entre los que se incluye el cerdo.Esta regla forma parte integral de las leyes kosher, normas de pureza alimentaria que guían a los judíos en su práctica religiosa y son consideradas un acto de reverencia hacia Dios.

El rechazo de la carne de cerdo es una expresión tangible del respeto por la voluntad divina y la búsqueda de la santificación en nuestras vidas, explica rabino David Cohen, experto en leyes judías.

Es un compromiso con la pureza física y espiritual que nos acerca a la trascendencia.
En el islam, la prohibición se fundamenta en la ley halal, basada en las enseñanzas del Corán.

De acuerdo a esta normativa, el cerdo es considerado un animal impuro y su consumo está estrictamente prohibido para los musulmanes.

La prohibición del cerdo es una orden divina que busca mantener la pureza espiritual y física del individuo, afirma imam Hassan Al-Amin.

Es una forma de honrar a Allah y vivir en armonía con sus leyes.
de las razones religiosas, históricamente se ha asociado el consumo de carne de cerdo con un mayor riesgo de enfermedades.

En épocas pasadas, cuando la higiene alimentaria era limitada, la carne de cerdo era susceptible de albergar parásitos y bacterias que causaban enfermedades graves.

Esta percepción, aunque hoy en día se ha desmentido parcialmente gracias a avances en la tecnología y la seguridad alimentaria, sigue presente en algunos círculos.

La prohibición del consumo de cerdo no solo es una norma alimentaria, sino también un símbolo de identidad cultural y religiosa.

Para los judíos y musulmanes, evitar este alimento es una forma de fortalecer su conexión con sus raíces, sus tradiciones y sus valores fundamentales.