La guerra en Ucrania se enfrenta a un nuevo capítulo con la llegada de tropas norcoreanas, una realidad confirmada por inteligencia estadounidense y ucraniana a pesar del silencio oficial tanto de Moscú como de Pyongyang.

Aunque las cifras exactas son inciertas, se estima que miles de soldados, posiblemente entre 11.000 y 100.000 según fuentes diversas, se encuentran desplegados en la región de Kursk, y ya habría habido bajas, con estimaciones oscilando entre 30 y 100 muertos según distintos informes.

A pesar de la falta de información oficial sobre su rol, el Pentágono señala que las tropas norcoreanas se encargan principalmente de tareas de infantería.

Si bien algunos analistas destacan la falta de experiencia reciente en combate de estos soldados, expertos como Mark Cancian del CSIS subrayan que los militares norcoreanos están adoctrinados para soportar un alto grado de dolor físico y tortura psicológica, compensando así lo que les falta en experiencia práctica con una extrema resistencia mental.

Las tropas enviadas a Ucrania provienen del prestigioso 11º Cuerpo, también conocido como Cuerpo de Asalto, una unidad especializada en asesinatos, infiltraciones y sabotaje.

Sus miembros son cuidadosamente seleccionados por su altura, condición física y capacidad atlética.

Se entrenan en artes marciales, lanzamiento de cuchillos, e incluso la elaboración de armas con objetos cotidianos.

Algunos analistas plantean dudas sobre el impacto real de estos soldados debido a barreras como el idioma y la falta de familiaridad con los sistemas rusos.

Se menciona la desnutrición habitual en el entrenamiento norcoreano como un posible factor debilitante.

Testimonios de desertores norcoreanos, como Ryu Seonghyun o Haneul, revelan las duras condiciones a las que están sometidos los soldados.

Relatan entrenamientos extenuantes con privación alimentaria y sesiones continuas de lavado de cerebro para inculcarle una lealtad absoluta al régimen.

El envío de estas tropas élite podría ser un intento del líder norcoreano, Kim Jong-un, de evitar dañar la reputación de Corea del Norte en el escenario internacional.

Como señala uno de los desertores, el liderazgo está interesado en proyectar una imagen de fuerza militar a pesar de las dificultades internas.

El impacto emocional de esta nueva participación en el conflicto es considerable, tanto para Ucrania como para la comunidad internacional.

La llegada de tropas norcoreanas agrega una capa adicional de complejidad y violencia al conflicto ya existente.