En Isla de Cañas, el Día de los Difuntos no se limita a ser una fecha marcada en el calendario, sino que se convierte en un momento sagrado de conexión con las generaciones pasadas.
Esta comunidad Kolla honra a sus difuntos mediante un antiguo ritual que fusiona creencias ancestrales con prácticas católicas, creando una tradición única que refuerza su identidad cultural.
Para los Kollas, la celebración del Día de los Difuntos es un puente entre el mundo terrenal y el mundo espiritual, un vínculo que conecta a la comunidad con sus raíces.
Desde la noche del 1 de noviembre, las familias se dedican a la elaboración de altares que se convierten en escenarios de encuentro con los ancestros.
Estos altares, cuidadosamente decorados con flores, frutas, comidas típicas y bebidas como la chicha de maíz fermentado, representan un acto de amor y homenaje.
La preparación de estas ofrendas es un trabajo familiar donde todos participan, comenta una anciana del pueblo.
Los niños aprenden desde pequeños el significado de esta tradición y así se asegura la continuidad de nuestra cultura.
Para los mayores, este ritual es fundamental para mantener viva la memoria de quienes ya no están.
El simbolismo del altar es rico en significado.Se divide en tres niveles que representan los mundos andinos: Kay Pacha (mundo terrestre), Uku Pacha (mundo subterráneo) y Hanan Pacha (mundo celestial).
En el nivel superior, se coloca una escalera de pan, símbolo del camino que las almas recorren para llegar al mundo de los vivos.
El agua, la sal y el incienso, elementos presentes en cada altar, juegan un papel crucial en la guía espiritual de los difuntos.
El Dr. Eulogio Frites, reconocido por su lucha por recuperar el territorio de Finca Santiago, es uno de los héroes que se recuerda con especial cariño durante estas celebraciones.
Para el Consejo Kolla, este día no solo es una oportunidad para honrar a sus muertos, sino también para reafirmar su identidad cultural y fortalecer el tejido social de la comunidad.