¿Por qué nos besamos?El secreto evolutivo detrás del gesto universal de afecto.
El beso, una acción aparentemente simple, encierra un complejo significado que trasciende las fronteras culturales y geográficas.
Desde los amantes de Ain Sakhri esculpidos hace 10 mil años hasta nuestros días, el beso se ha consagrado como la forma más tangible de expresar cariño y conexión.
Pero, ¿qué hay detrás de este gesto tan universal?¿Existe una razón evolutiva que nos impulse a besarnos?
Un nuevo estudio de la Universidad de Warwick (Reino Unido), publicado en la revista Evolutionary Anthropology, propone una hipótesis fascinante: el beso podría ser un vestigio del acicalamiento social practicado por nuestros primos primates.
Los besos están imbuidos de un significado biológico universal subyacente que atraviesa culturas, insinuando una base evolutiva más antigua que las propias convenciones culturales, indica el estudio.
El acicalamiento, proceso ancestral mediante el cual los primates se limpian mutuamente, no solo elimina parásitos y suciedad, sino que también fortalece los vínculos sociales dentro del grupo.
El estudio destaca que en este ritual, a menudo se culmina con un contacto labial entre los individuos, una práctica que presenta un claro paralelismo con el beso humano.
Esta hipótesis encuentra eco en la observación de que los besos están reservados para relaciones específicas e instancias sociales determinadas, sugiriendo una función social más allá del simple acto físico.
Los besos están reservados a relaciones específicas en instancias sociales específicas, señalan los investigadores.
Este hecho sugiere que el beso no es simplemente un gesto romántico o casual, sino una conducta compleja con raíces evolutivas.
Si bien la evolución humana ha disminuido la necesidad del acicalamiento por la pérdida de pelaje, parece que el mecanismo de contacto labial se ha mantenido como una forma de estrechar lazos sociales.
El estudio sugiere que el beso, en esencia, es un vestigio de esa antigua práctica, una huella evolutiva que nos conecta con nuestros ancestros y refleja la profunda necesidad humana de conexión y afecto.