La construcción anunciada de un alambrado de 200 metros en la frontera entre Argentina y Bolivia ha generado tensión diplomática.

El gobierno boliviano expresó su preocupación ante esta medida unilateral, destacando que los temas fronterizos deben abordarse mediante el diálogo y la búsqueda de soluciones conjuntas.

Consideramos que las medidas unilaterales podrían afectar negativamente a la buena vecindad y convivencia pacífica entre ambos países, manifestó la Cancillería boliviana en un comunicado oficial.

El gobierno boliviano ha anunciado su intención de solicitar información oficial a través de los canales diplomáticos para evaluar las acciones a seguir ante esta situación.

En el marco del conflicto, el presidente del Concejo Deliberante de Aguas Blancas, Fabián Gutiérrez, llamó a Bolivia a colaborar con la gestión de controles migratorios y aduaneros en la zona fronteriza.

Según Gutiérrez, la falta de personal migratorio y aduanero afecta tanto al tránsito peatonal como vehicular, perjudicando la economía local que beneficia a ambas ciudades.

En lugar de emitir comunicados, el gobierno boliviano debería colaborar activamente en la búsqueda de soluciones, expresó Gutiérrez en sus redes sociales.

El edil insistió en la necesidad de implementar medidas como el restablecimiento de la oblea para vehículos y un área de control integrada que se ajuste a la realidad local.

Propuso acciones como mejorar la atención con más personal, agilizar los trámites, extender el horario de las chalanas y permitir que el servicio de transporte de pasajeros llegue hasta el puente internacional.

El presidente del Concejo Deliberante argumenta que estas medidas son esenciales para el funcionamiento efectivo del Plan Güemes, iniciativa destinada a fortalecer la seguridad y la cooperación en la zona fronteriza.

La tensión actual pone en relieve la importancia de un diálogo constructivo entre ambos países para alcanzar soluciones conjuntas y garantizar la paz y la prosperidad compartida en la región fronteriza.