Un antiguo fósil hallado en el corazón del paisaje paleontológico del Eoceno, hace aproximadamente 47 millones de años, está desafiando las clasificaciones botánicas tradicionales.
Este enigmático vegetal floreció en la Formación Green River, ubicada entre Utah y Colorado, Estados Unidos, y ha sido redescubierto con características únicas que sugieren un linaje extinto o una evolución inusualmente divergente.
Inicialmente catalogado como perteneciente al género Oreopanax, de la familia Araliaceae, un análisis reciente publicado en Annals of Botany ha revelado detalles morfológicos inesperados.
La disposición de sus hojas, brotes vegetativos y florales, inflorescencias y semillas no coinciden con esta o cualquier otra familia angiosperma actual.
A través de avanzadas técnicas microscópicas y de luz reflejada, los investigadores han estudiado en detalle frutos, semillas y rasgos previamente inaccesibles.
Entre los hallazgos destaca la presencia de semillas con embriones curvados y ornamentación singular de crestas concéntricas, así como flores bisexuales que combinan elementos morfológicos inusuales.
Estos datos apuntan a una relación más cercana al orden Caryophyllales, aunque con diferencias significativas que sugieren un linaje independiente.
El estudio se basó en fósiles excepcionalmente bien conservados, lo que permitió reconstruir la planta en su estado original y descartar sus anteriores clasificaciones.
Se ha creado un nuevo género para este fósil: Othniophyton elongatum.
Este descubrimiento resalta las particularidades de este fósil específico, pero también nos recuerda que los ecosistemas del Eoceno albergaban una mezcla de especies con similitudes a familias modernas y otras completamente perdidas en la historia evolutiva, explica el Dr. , autor principal del estudio.
La investigación subraya la importancia del registro fósil como fuente de información para comprender la evolución vegetal.
Herramientas digitales como iDigBio facilitan el acceso a especímenes museísticos, permitiendo un análisis más profundo de las relaciones filogenéticas y la historia natural de las angiospermas.
Othniophyton elongatum desafía la creencia generalizada de que la mayoría de las plantas fósiles del Cenozoico pueden ser fácilmente asignadas a géneros o familias existentes.
Este hallazgo nos revela la existencia de linajes que prosperaron en el Eoceno, pero no dejaron descendientes directos en la actualidad.
El relato de este antiguo vegetal nos invita a reflexionar sobre la biodiversidad y cómo ha evolucionado a lo largo de millones de años.
Aunque aún no se sabe si Othniophyton elongatum era tan único como parece, su historia nos recuerda que aún hay mucho por descubrir sobre los intrincados caminos de la evolución vegetal.