La tensión en la península coreana se intensifica tras la destitución del presidente surcoreano Yoon Sukyeol por parte del Parlamento, un acontecimiento que ha sido ampliamente cubierto por los medios estatales norcoreanos.

El sábado, el Parlamento de Corea del Sur aprobó una moción de destitución contra Yoon, acusándolo de violar la Constitución al declarar el estado de ley marcial, medida criticada por numerosos sectores políticos y sociales como un acto precipitado que generaba incertidumbre y alarma en el país.

La agencia estatal norcoreana KCNA calificó a Yoon como el cabecilla de la operación que llevó al caos político y denunció su traslado de responsabilidad a los partidos opositores en torno al decreto de ley marcial.

Según KCNA, este discurso generó rechazo y resentimiento en la población, lo cual derivó en una crisis política sin precedentes.

KCNA informó sobre la detención y destitución de militares, policías y miembros del gobierno, señalando que el régimen de Yoon se encontraba en un estado de desestabilización.

La agencia estatal norcoreana también denunció a Corea del Sur como una dictadura fascista y calificó la imposición de ley marcial como un acto impactante que causó estragos en el país.

Ahora, el presidente destituido Yoon Sukyeol aguarda la decisión del Tribunal Constitucional, quien tiene hasta seis meses para determinar si violó o no la Carta Magna al implementar la ley marcial y si debe ser restituido en su cargo o la destitución ratificada.

El primer ministro, Han Ducksoo, ejerce las funciones presidenciales de manera interina mientras se resuelve el conflicto legal.

La situación política en Corea del Sur genera incertidumbre sobre el futuro del país y sus relaciones con Corea del Norte.

El impacto emocional de este acontecimiento es significativo para la población surcoreana, quien observa con preocupación el desarrollo de esta crisis.