El clásico problema de los tres cuerpos, planteado por Isaac Newton y que ha fascinado a científicos durante siglos, podría ser menos caótico de lo que se pensaba.

Un nuevo estudio dirigido por Alessandro Alberto Trani, investigador de la Universidad de Copenhague, sugiere que bajo ciertas condiciones iniciales, las interacciones gravitacionales entre tres objetos celestes pueden generar patrones predecibles e islas de regularidad, desafiando la idea predominante de un comportamiento completamente aleatorio.

Si el problema de los tres cuerpos fuera puramente caótico, veríamos un mosaico confuso e inidentificable, sin orden alguno, explica Trani.

Pero en su lugar, observamos islas de regularidad, donde el sistema se comporta de manera uniforme y los resultados son consistentes.

Para llegar a este descubrimiento, Trani desarrolló un software propio llamado Tsunami, que simula la interacción gravitacional entre tres cuerpos celestes utilizando las leyes de Newton y la relatividad general de Einstein.

A través de millones de simulaciones con diferentes parámetros iniciales, el equipo de Trani pudo identificar estos patrones predecibles en medio del aparente caos.

Estas islas de regularidad, donde uno de los cuerpos es expulsado del sistema mientras los otros dos establecen un patrón estable, desafían la visión tradicional de un sistema caótico.

El hallazgo abre nuevas perspectivas en astrofísica y física teórica, con implicaciones para el análisis de ondas gravitacionales y la dinámica de sistemas estelares.

Este estudio no solo nos ayuda a entender mejor el cosmos, sino que también plantea nuevos desafíos en el cálculo de probabilidades, señala Trani.

Las regularidades dentro del caos complican los modelos estadísticos tradicionales, obligándonos a fusionar métodos numéricos con cálculos probabilísticos para comprender completamente estos sistemas complejos.

El descubrimiento de Trani representa un avance significativo en nuestra comprensión del universo y nos recuerda la capacidad humana de encontrar orden en la aparente complejidad.

Si bien aún queda mucho por descubrir sobre el problema de los tres cuerpos, este hallazgo abre nuevas puertas a un conocimiento más profundo del cosmos y sus enigmas.