Un panorama tenso se instala en las universidades argentinas.Ante el incumplimiento en el pago de salarios y un recorte presupuestario que amenaza con desmantelar la educación pública, docentes y estudiantes se preparan para una nueva jornada de protestas masivas.
La marcha federal universitaria, programada para el próximo día, se perfila como un evento crucial que busca visibilizar las demandas urgentes del sector académico y, al mismo tiempo, convocar a una reflexión profunda sobre el papel fundamental de la educación en la construcción de una sociedad justa e igualitaria.
El reclamo principal gira en torno a la falta de pago salarial, un atraso que ya supera el 59% respecto a la inflación.
Esta situación no solo afecta la calidad de vida de miles de docentes, sino que también pone en riesgo la continuidad del sistema educativo público.
Nos encontramos ante una crisis profunda, afirma Pablo Perazzi, docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y antropólogo, quien ha sido parte activa en las negociaciones con el gobierno.
La actual postura del ejecutivo busca deslegitimar nuestra protesta mediante declaraciones infundadas sobre los salarios de los docentes y acusaciones sin fundamento de que las universidades inventan alumnos para obtener más fondos.
Es una estrategia clara para confundir la opinión pública y evitar afrontar las demandas legítimas de nuestro sector.
Perazzi relata su propia experiencia: Con 17 años de antigüedad y dedicación simple de 10 horas semanales, mi salario en agosto fue inferior a los 300 mil pesos.
Hablar de sueldos multimillonarios es una mentira.Solo un 10% de los docentes tiene dedicaciones exclusivas y alcanzan esa cifra.
El restante 90% se encuentra en una situación precaria, luchando por cubrir sus necesidades básicas.
Las críticas al gobierno también apuntan a la política presupuestaria que limita las posibilidades de crecimiento y desarrollo de las universidades públicas.
El presupuesto universitario no depende del número de estudiantes, aclara Perazzi, se ajusta anualmente según la inflación.
Lo que se necesita es una política de retención de matrícula que garantice el acceso a la educación superior para todos, y no desprestigiar a la universidad pública como lo hacen desde el gobierno.
La marcha federal universitaria no solo busca revertir el veto a la ley de financiamiento universitario, sino también exigir un acuerdo laboral que resuelva el atraso salarial y asegure condiciones dignas para los docentes.
Esta lucha no es política, enfatiza Perazzi, es una batalla por la justicia social y el futuro de la educación pública en Argentina.
Es una movilización que involucra a toda la sociedad, porque la universidad pública es un bien común que pertenece a todos los argentinos.
El panorama político actual presenta desafíos significativos para el sector académico.El gobierno ha mostrado reticencia a negociar con las universidades y ha implementado medidas que ponen en riesgo la autonomía e independencia del sistema educativo público.
Es crucial que la sociedad argentina comprenda la gravedad de esta situación, advierte Perazzi.La educación pública es fundamental para la construcción de una sociedad justa e igualitaria, y no podemos permitir que se desmorone por falta de recursos y políticas adecuadas.
El próximo día, las calles vibrarán con el clamor de miles de voces que claman justicia social y exigen un futuro prometedor para la educación argentina.
La marcha federal universitaria será un hito crucial en esta lucha por la defensa de los valores fundamentales de la democracia y la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.