Javier Milei, presidente argentino desde el 10 de diciembre de 2023, protagonizó un nuevo episodio que ha generado conmoción y rechazo en la opinión pública.

En una entrevista exclusiva para TN Noche, el mandatario se refirió a Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta argentina y candidata presidencial del Partido Justicialista, utilizando una retórica llena de violencia simbólica.

Milei expresó su deseo de meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina adentro, frase que refleja una intención de aniquilar no solo a un líder político, sino a un movimiento social y político que ha marcado la historia argentina.

Esta declaración es especialmente preocupante si se analiza en el contexto de los discursos machistas que han proliferado en Argentina en las últimas décadas.

Como lo señaló la politóloga y feminista Esmeralda Soledad Siuffi, estos discursos traducen una lucha: la lucha por discutir de quiénes son los cuerpos de las mujeres, y qué lugar ocupan las mujeres en la polis contemporáneas.

La violencia simbólica que emplea Milei es un mecanismo efectivo para deslegitimar a sus oponentes.

Al utilizar una retórica degradante e incluso insultante, busca desacreditar su imagen y silenciar cualquier posible crítica.

La Ley 26.485, promulgada durante la gestión de Cristina Kirchner en 2009, define claramente este tipo de violencia:

> La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad.

Milei no solo perpetúa esta violencia contra Cristina Fernández de Kirchner, sino que también contribuye a una cultura machista que afecta a todas las mujeres.

Su discurso, lejos de ser aislado, se conecta con otros casos recientes de misoginia y violencia política que han tenido lugar en Argentina.

La situación actual exige una respuesta contundente por parte de la sociedad civil, los partidos políticos y las instituciones democráticas.

Es crucial denunciar cualquier forma de violencia simbólica y exigir que los líderes públicos adopten un lenguaje inclusivo y respetuoso.

La democracia se construye sobre el respeto a la diversidad, al diálogo y al ejercicio libre de la política.