En un gesto que ha generado gran interés mediático, el rey Carlos III del Reino Unido ha confirmado su postura respecto a la posible abolición de la monarquía en Australia.

A través de una carta al Movimiento Republicano Australiano (ARM), el soberano británico ha expresado su pleno respeto por la decisión final que los ciudadanos australianos tomen en este asunto.

El secretario personal del rey, Nathan Ross, comunicó al ARM que Su Majestad, como monarca constitucional, actúa siguiendo el consejo de sus ministros y, por lo tanto, la decisión de si Australia se convierte en una república es una cuestión que deben decidir los ciudadanos australianos.

Esta declaración adquiere especial relevancia a días de la visita oficial del rey Carlos III a Australia, junto a su esposa Camila, donde se espera que continúe el diálogo sobre el futuro de la monarquía en el país.

El ARM, en su misiva al Palacio de Buckingham, había reconocido la importante contribución de la Familia Real a la historia australiana y expresado el deseo de mantener una estrecha amistad con el Reino Unido, incluso en caso de que Australia adoptara un sistema republicano.

Este tema ha estado presente en el debate público australiano durante décadas, culminando en un referéndum en 1999 donde el 55% de los votantes optó por mantener la monarquía constitucional británica.

La tendencia hacia la república ha ganado fuerza en los últimos años, impulsada por movimientos que abogan por una mayor autonomía y soberanía nacional.

La decisión final sobre el futuro de la monarquía en Australia recae en sus ciudadanos.La postura del rey Carlos III, con su énfasis en el autodeterminación y el respeto a la voluntad popular, abre un espacio para un debate constructivo y democrático sobre este tema crucial para la identidad australiana.