La batalla electoral entre el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris se perfila como uno de los momentos más cruciales de la historia reciente de Estados Unidos.

El escenario político se ve marcado por la decisión del Tribunal Supremo, que en 2022 revocó el derecho constitucional al aborto, dejando a cada estado determinar su propia legislación en este ámbito.

Esta histórica sentencia, impulsada por tres jueces conservadores nombrados por Trump, ha generado una profunda división en el país y se ha convertido en uno de los temas centrales que definirán el voto en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.

El Pew Institute señala que el aborto figura entre los diez asuntos más importantes para los votantes estadounidenses, encabezados por la economía, pero con un peso significativo en la decisión electoral.

Para Paloma Rondán Marugán, politóloga de la UCM, la defensa del derecho individual al aborto puede ser determinante para inclinar la balanza electoral a favor de Harris.

María José Canel, catedrática de comunicación política de la misma universidad, destaca que el impacto del aborto reside en su capacidad para movilizar votos específicos, especialmente entre las comunidades afroamericanas de Georgia y los árabes americanos de Michigan.

Ese puñado de votos puede ser crucial para determinar el resultado final, advierte Canel.
La decisión del Tribunal Supremo ha provocado una reacción contundente en la sociedad estadounidense, con 14 estados que han prohibido por completo el aborto, incluso en casos de violación, incesto o peligro para la madre, y otros cinco estados que lo han restringido a partir de las seis semanas de gestación.

En contraste, otros estados se han embarcado en una carrera para proteger el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

El debate sobre la salud reproductiva ha cobrado una nueva relevancia en esta campaña electoral.Según el Pew Institute, mientras que en 2020 menos de la mitad de los votantes consideraban el aborto un tema muy importante, tras la decisión del Tribunal Supremo este porcentaje se ha disparado, llegando al 67% entre los partidarios de Harris y al 35% entre los partidarios de Trump.

Durante el único debate electoral celebrado hasta la fecha, Harris prometió que, si es elegida presidenta, pedirá al Congreso una ley nacional que restablezca el derecho al aborto, argumentando que ningún gobierno debería decidir sobre el cuerpo de las mujeres.

Por su parte, Trump, quien ha reivindicado ser el presidente más antiabortista en la historia de EE UU, celebró la revocación del derecho y defendió la interrupción del embarazo únicamente en casos excepcionales.

Posteriormente suavizó su postura al evitar confirmar si impulsaría una ley para prohibir el aborto a nivel nacional.

Algunos expertos interpretan esta estrategia como un intento de Trump por reconciliar sus posiciones con base antiabortista y la opinión mayoritaria de los estadounidenses que apoyan el derecho al aborto, principalmente mujeres.

Melania Trump, esposa del expresidente, ha publicado recientemente sus memorias en las que se declara defensora del aborto, lo que algunos analistas consideran una maniobra estratégica para atraer a votantes indecisos, especialmente mujeres conservadoras.

La candidata demócrata Kamala Harris ha hecho de la defensa de la salud y la libertad reproductiva una bandera central en su campaña.

Se plantea la duda de si esta estrategia, dirigida principalmente a los convencidos, será suficiente para lograr el apoyo de votantes indecisos y mujeres republicanas.

La incertidumbre sobre el resultado electoral persiste, con estimaciones que sitúan a ambos candidatos en un empate técnico.

Canel señala que el resultado podría decidirse por un puñado de votos en estados clave. Rondán Marugán agrega que estamos ante un momento crucial, donde un pequeño detalle puede marcar la diferencia.

La cuestión del aborto no solo se debatirá en las urnas presidenciales, sino también en diez estados donde se celebrarán referendos el 5 de noviembre para decidir sobre la protección de los derechos reproductivos femeninos.

La participación en estos referendos podría ser clave para determinar la composición del Senado, lo que a su vez podría influir en futuras políticas sobre el aborto.