El primer debate presidencial del 2024 ofreció un enfrentamiento directo entre Kamala Harris, candidata demócrata, y Donald Trump, quien busca la reelección como candidato republicano.

La discusión se centró en las propuestas económicas de cada candidato y sus respectivos impactos sobre la clase media estadounidense.

Harris abogó por una economía de oportunidades, con medidas concretas para ayudar a las familias trabajadoras, como un recorte impositivo de 6.000 dólares para familias jóvenes y una deducción de 50.000 dólares para startups.

Criticó el plan económico de Trump, argumentando que beneficia únicamente a los millonarios, aumentando el déficit fiscal y perjudicando la clase media con un impuesto sobre ventas.

Por su parte, Trump rechazó las críticas de Harris, defendiendo su gestión económica anterior y resaltando su manejo de los aranceles internacionales como un factor clave para proteger la industria estadounidense.

Acusó a la administración Biden de una inflación descontrolada que afecta gravemente a la clase media.

Aseguró que replicaría el éxito económico pre-pandemia con más recortes de impuestos y creación de empleo, descartando cualquier vínculo con el Proyecto 2025.

Mi plan se enfoca en soluciones concretas para mejorar la vida de los ciudadanos comunes, afirmó Harris, destacando la importancia de extender los beneficios fiscales a las familias trabajadoras.

Apoyamos a los pequeños negocios, que son la columna vertebral de Estados Unidos, añadió.En contraste, criticó las políticas de Trump por favorecer a los más ricos y aumentar los costos de bienes básicos al recortar impuestos a grandes corporaciones.

Mis tarifas protegieron nuestra industria, obligando a países como China a pagar su parte, argumentó Trump.

La inflación actual es la peor de la historia del país y es responsabilidad del gobierno de Biden y Harris.

Aseguró que su administración gestionó con éxito la pandemia y prometió restaurar la economía sólida que Estados Unidos tenía antes de la crisis sanitaria.

El debate reflejó las profundas divisiones políticas en Estados Unidos, con ambos candidatos ofreciendo soluciones radicalmente diferentes para los desafíos económicos del país.

La respuesta del electorado a estas propuestas será crucial para determinar el rumbo político del país en los próximos años.