Las delegaciones israelíes y del movimiento palestino Hamás regresaron a sus respectivos países tras una reunión fallida en El Cairo, sin alcanzar un acuerdo para un alto al fuego en la Franja de Gaza.

Esta tensa situación ha generado un profundo dolor humano, con un saldo de más de 40.000 muertos según las autoridades locales.

Hamás reiteró su rechazo a las nuevas condiciones impuestas por Israel, incluyendo la presencia militar en la frontera egipcia, y reafirmó su compromiso con el borrador del acuerdo estadounidense del 2 de julio.

El grupo exige un alto el fuego permanente, una retirada completa de las fuerzas israelíes de Gaza, la libertad de retorno de los desplazados, ayuda humanitaria, reconstrucción y un intercambio significativo de rehenes por presos palestinos.

Por su parte, la delegación israelí, encabezada por figuras clave como David Barnea (jefe del Mossad) y Ronen Bar (jefe del Shin Bet), regresó a Israel tras una ronda de negociaciones calificadas como estancada por fuentes de seguridad egipcias.

Un alto funcionario anónimo reveló que Egipto se opuso firmemente a la propuesta israelí de mantener tropas en el Corredor de Filadelfia y Netzarim, posiciones estratégicas que Hamás reclama para su total retiro.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha reiterado en varias ocasiones su determinación de no abandonar estos corredores fronterizos, argumentando que son esenciales para evitar un rearme masivo de Hamás.

La falta de progreso en las negociaciones intensifica la preocupación internacional sobre la escalada del conflicto y sus devastadoras consecuencias para la población civil.

La comunidad internacional clama por una solución pacífica que ponga fin a esta tragedia humanitaria.