El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aprovechó su visita a la región de Sumi, cerca de la frontera con el óblast ruso de Kursk, para felicitar a sus ciudadanos por el trigésimo tercer aniversario de la independencia del país.
En un contexto marcado por una inesperada ofensiva ucraniana en territorio ruso, Zelenski subrayó el carácter estratégico de su ubicación al declarar: Lo que el enemigo trajo a nuestro país ahora ha vuelto a su casa.
La localidad de Mogritsia, ubicada a solo cinco kilómetros de la frontera y escenario del mensaje presidencial, se convirtió en un símbolo de la resistencia ucraniana.
Desde allí, Zelenski denunció la inmoralidad del conflicto al afirmar que la línea divisoria representa una frontera entre Ucrania y la esclavitud, entre la vida y la muerte, así como entre un Estado europeo independiente y la organización terrorista número uno en el mundo.
El mandatario ucraniano celebró el éxito de la ofensiva en Kursk, calificándola como una sorpresa para el mundo que ha puesto de manifiesto la indiferencia del Kremlin ante las vidas de sus propios ciudadanos.
Hace 33 años, Ucrania renació en los mapas del mundo.Hoy está conquistando los corazones de todo el mundo.
Inspira coraje.Sirve como ejemplo de cómo no tener miedo de Putin, afirmó Zelenski con un tono de convicción.
En referencia al presidente ruso, Vladimir Putin, Zelenski lo describió como un viejo enfermo de la Plaza Roja que amenaza constantemente con la guerra nuclear, pero aseguró que no nos dictará sus líneas rojas.
Zelenski reiteró el compromiso de Ucrania con su independencia y su derecho a decidir su propio destino.
La declaración de Zelenski resonó con fuerza en un momento crucial del conflicto.La ofensiva en Kursk ha roto el equilibrio estratégico en el frente oriental y ha generado una incertidumbre palpable en las filas rusas.
Los expertos analizan la posibilidad de que esta acción pueda marcar un punto de inflexión en la guerra, abriendo nuevas oportunidades para Ucrania.