La inflación en Argentina sigue siendo una preocupación constante que afecta a millones de ciudadanos.

El último informe del INDEC registró una tasa inflacionaria del 4% para el mes de julio, un descenso respecto a los meses anteriores que ha generado debate entre economistas y expertos.

Algunos ven esta disminución como una señal positiva, indicando una posible tendencia hacia la estabilidad, mientras que otros advierten sobre la necesidad de cautela ante posibles factores que podrían revertir este panorama.

Rolando Carrizo, economista salteño, en diálogo con Nuevo Diario, señaló que la reducción en la tasa inflacionaria podría estar vinculada a medidas específicas de control de precios implementadas por el gobierno, junto con una moderación en el crecimiento de la base monetaria.

No obstante, Carrizo advirtió sobre la existencia de factores internos y externos que podrían poner en riesgo esta tendencia positiva.

Si bien la cifra de julio es alentadora, debemos ser cautelosos, afirmó Carrizo.La estabilidad a largo plazo dependerá de políticas más profundas y sostenibles.

Entre las recomendaciones del experto se encuentra la necesidad de una reforma fiscal profunda que impulse la inversión y la productividad, además de mantener la estabilidad cambiaria para evitar un resurgimiento inflacionario.

A pesar de esta aparente mejora en el índice inflacionario, la realidad es que la inflación continúa erosionando el poder adquisitivo de los argentinos, profundizando la pobreza y generando una mayor demanda por asistencia social.

Carrizo destaca que a este nivel de inflación sigue siendo insostenible para muchas familias, aumentando la demanda por ayuda social y agravando la pobreza.

El impacto en la economía y la sociedad es palpable.La inflación genera incertidumbre y afecta la planificación financiera de las personas, dificulta el acceso a bienes y servicios esenciales y aumenta la brecha entre los más ricos y los más pobres.

La situación actual exige un enfoque integral que aborde no solo las causas inmediatas de la inflación, sino también las estructuras económicas y sociales que la perpetúan.

El gobierno ha implementado algunas medidas para controlar la inflación, como la reducción del gasto público y el control de precios en sectores clave.

Estas políticas se consideran insuficientes a largo plazo si no se acompañan de un plan integral que aborde las raíces del problema inflacionario.

Los próximos meses serán cruciales para determinar si la tendencia a la baja en la inflación puede mantenerse o si factores externos podrían revertir los avances logrados.

La inflación sigue siendo uno de los principales desafíos que enfrenta Argentina, y su control es esencial para la estabilidad económica y social del país.