La Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar han experimentado un significativo aumento en su cobertura, pasando del 49,5% a la Canasta Básica Alimentaria (CBA) en diciembre de 2023 al 87% actual.

Esta evolución, según la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, beneficia a 3.803.356 niños entre 0 y 14 años.

La AUH se incrementará desde septiembre a un bruto general de $87.620, mientras que la Tarjeta Alimentar alcanzará un máximo de $108.062 para familias con tres o más hijos.

El último informe estadístico de ANSES revela que en marzo de 2024, la AUH llegó a beneficiar a 4.017.814 niños, a través de 2.284.001 adultos o tutores.

Del total, 3.955.557 corresponden a niños con cobertura por hijo y 62.257 por la AUH por Discapacidad.

La distribución geográfica muestra una mayor concentración en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, mientras que las provincias menos beneficiadas son La Pampa, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

A pesar de estos avances, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) advierte sobre la limitada incidencia de la AUH en los primeros años de vida de sus beneficiarios.

El informe destaca que, a pesar de una expansión considerable desde su creación en 2009, junto a la Tarjeta Alimentar, no han logrado frenar el aumento de la pobreza en el país y los montos asignados para cubrir la CBA se ven superados por la inflación.

La AUH y la Tarjeta Alimentar representan un esfuerzo crucial para paliar la pobreza infantil, sin embargo, los actuales niveles de asignación no son suficientes para garantizar una alimentación digna a las familias más vulnerables, afirma el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.

El informe señala que en junio, un hogar tipo A con dos adolescentes mayores de 15 años solo logró cubrir el 26% de su costo de vida mediante la AUH y la Tarjeta Alimentar, mientras que para un hogar tipo B compuesto por una pareja con dos hijos menores, la cobertura fue del 39%.

La situación actual exige una reevaluación profunda de las políticas públicas destinadas a combatir la pobreza infantil.

La necesidad de fortalecer los programas existentes y explorar nuevas estrategias que aborden las causas estructurales del problema es urgente para garantizar un futuro más justo e igualitario para todos los niños argentinos.