La Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES) concretará el pago de los haberes de septiembre con un aumento del 4%, impulsado por la reciente modificación de la fórmula de Movilidad que vincula los ajustes a la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Este incremento, aunque bienvenido para miles de jubilados y pensionados, genera interrogantes sobre su capacidad para afrontar la inflación actual.
De acuerdo con la Resolución 1952024, la jubilación mínima pasará a ser de $234.000 en septiembre.
Para aquellos que perciban este monto, se mantiene la expectativa de recibir un bono adicional de $70.000, cuya renovación se encuentra pendiente de confirmación oficial por parte del Gobierno.
Si bien el aumento es un alivio para nuestros jubilados, es crucial analizar si realmente se traduce en un poder adquisitivo real, afirma Juan Pérez, economista especializado en temas previsionales.
La inflación sigue siendo una amenaza constante y la magnitud del aumento no siempre logra compensar su impacto.
El bono de $70.000, implementado desde diciembre pasado, también genera incertidumbre.Aunque el presidente Javier Milei ha manifestado que su continuidad dependerá de la evolución de los números fiscales, el anuncio oficial aún no se ha concretado.
La falta de claridad en este aspecto causa inquietud entre quienes dependen de esta suma para cubrir sus necesidades básicas.
El bono representa una ayuda crucial para mantener un nivel mínimo de bienestar, comenta María López, una jubilada que recibe la mínima y depende del pago adicional para acceder a alimentos básicos y medicamentos.
No sabemos si lo vamos a tener en septiembre y esa incertidumbre genera mucho estrés.
La ANSES ha programado el calendario de pagos de septiembre según el número de terminación del DNI. Los haberes se liquidarán sin interrupciones ni modificaciones por feriados, permitiendo que los jubilados reciban sus recursos a tiempo.
A pesar del anuncio del aumento, las preocupaciones persisten en torno a la capacidad de las jubilaciones para enfrentar la inflación y garantizar un nivel de vida digno.
La situación exige una mirada crítica sobre el sistema previsional y la necesidad de implementar medidas efectivas para proteger el bienestar de los adultos mayores.