La decisión gubernamental de reducir el impuesto PAIS en diez puntos, llevando su tasa al 7,5%, ha generado expectativas tanto en la industria como en el ejecutivo.

Esta medida, que busca abaratar los costos de importación y frenar la inflación, también ha despertado preocupaciones sobre un posible incremento descontrolado de las importaciones.

No habrá devaluación, enfatizó el presidente Javier Milei recientemente.La reducción del impuesto PAIS, con un dólar estable, podría generar una disminución significativa en el costo de los insumos para la industria.

La Unión Industrial Argentina (UIA) está llevando a cabo gestiones con el Gobierno para establecer mecanismos que eviten un exceso de importaciones y perjuicios al sector productivo nacional.

Hay una negociación con el Gobierno por la apertura, reconoció Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, durante su participación en el Council of the Americas.

La industria plantea que la bajada del impuesto PAIS debe ir acompañada de otras medidas para mejorar la competitividad del sector, argumentando que la presión tributaria actual es del 55% en el sector formal y del 28% en general.

De la carga impositiva, la industria destaca la disparidad en los costos de logística y transporte.

El costo de un contenedor en Valparaíso ronda los US$120, mientras que en Argentina puede ir de los US$375 a US$800, ilustró Funes de Rioja tras una reciente visita a Chile.

Esta situación se agrava por la falta de mantenimiento de las rutas, como señaló Gustavo Weiss, titular de la Cámara de la Construcción.

Los empresarios advierten que sin medidas para nivelar el campo de juego, la baja del impuesto PAIS podría generar un nuevo auge en las importaciones a costa del sector productivo nacional.

No queremos una economía cerrada, pero tampoco queremos exportar impuestos, afirmó un dirigente industrial, quien recalcó la necesidad de políticas dirigidas a aquellos sectores con menor capacidad de aumentar los precios.

La industria también expone la creciente tendencia global hacia proteccionismos arancelarios y medidas ambientales, como las que se aplican en la Unión Europea.

Este contexto podría generar una mayor competencia para la producción local, especialmente ante la posibilidad de que China descargue su producción hacia países periféricos.