Un nuevo ensayo clínico publicado en la revista American Journal of Medicine arroja luz sobre el impacto positivo que una dieta rica en frutas y verduras puede tener en la salud cardiovascular.
Los investigadores descubrieron que las personas que aumentaron su consumo de estas alimentos experimentaron una disminución significativa en su presión arterial, un menor riesgo de enfermedad cardíaca y una mejor función renal.
Logramos los tres objetivos: la salud renal, la presión arterial más baja y el riesgo de enfermedad cardiovascular reducido con frutas y verduras, afirma Maninder Kahlon, profesor asociado de salud poblacional de la Facultad de Medicina de la Universidad de Texas en Austin y uno de los autores del estudio.
Podemos lograr esto incluso con dosis más bajas de medicamentos.
El mecanismo detrás de este efecto positivo se relaciona con la reducción de ácido en el cuerpo.
Las dietas altas en proteínas animales tienden a elevar los niveles de ácido sanguíneo, sobrecargando los riñones que trabajan para filtrarlo.
Planteamos la hipótesis de que una forma en que las frutas y verduras son saludables tanto para los riñones como para el corazón es que reducen la cantidad de ácido en la dieta y, por lo tanto, la cantidad de ácido que los riñones tienen que eliminar del cuerpo, explica Donald Wesson, investigador principal del estudio y profesor de medicina interna de la Universidad de Texas.
El ensayo clínico incluyó a 153 pacientes con hipertensión y altos niveles de ácido en sangre, divididos en tres grupos: uno que aumentó su consumo de frutas y verduras, otro que tomó bicarbonato de sodio (un tratamiento alternativo para reducir el ácido) y un grupo control que siguió su régimen habitual.
El grupo que incorporó más frutas y verduras al día logró una reducción significativa en la presión arterial, así como beneficios para la salud renal y cardíaca.
El grupo de bicarbonato de sodio, mientras que mejoró su función renal, no logró los mismos resultados positivos en presión arterial ni salud cardiovascular.
Wesson destaca la importancia de incorporar las intervenciones dietéticas en el manejo de enfermedades crónicas, especialmente aquellas con mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares y renales.
Debemos aumentar nuestros esfuerzos para incorporarlas en la gestión de los pacientes y hacer que las dietas saludables sean más accesibles para las poblaciones con un riesgo más alto de enfermedad renal y cardiovascular, añade.
Este estudio aporta evidencia contundente sobre el poder preventivo de una dieta rica en frutas y verduras, abriendo nuevas posibilidades para el tratamiento y manejo de enfermedades cardiovasculares y renales.