La deuda pública argentina ha alcanzado cifras alarmantes, llegando a representar casi la totalidad del Producto Bruto (P.B.) del país.

Según datos oficiales de la Secretaría de Finanzas, la deuda acumulada en los primeros siete meses del año asciende a 81.398 millones de dólares, llevando el total a 452.071 millones de dólares en julio, un récord histórico que se compara con una estimación del P.B. entre 470.000 y 500.000 millones de dólares.

Esta situación genera preocupación en analistas económicos y organismos internacionales.La creciente deuda pública es un factor de riesgo para la estabilidad económica, afirma el economista Juan Pérez, especialista en finanzas públicas.

Limita las posibilidades del Estado para invertir en sectores estratégicos como educación, salud o infraestructura.

El informe oficial revela que el 44% de la deuda en situación de pago normal se encuentra en moneda local y el restante 56% en moneda extranjera.

La deuda con organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) asciende a 73.450 millones de dólares, de los cuales 41.312 millones corresponden al préstamo original firmado en 2018.

La dependencia externa para financiar la deuda es un problema latente, señala María García, experta en política económica.

Un escenario de volatilidad cambiaria podría profundizar la crisis fiscal. Se estima que el gobierno ha desembolsado alrededor de 10.000 millones de dólares en intereses al FMI.

La composición de la deuda también revela un preocupante panorama.

El 80.9% corresponde a Títulos y Letras del Tesoro Nacional, lo que refleja una alta dependencia de la emisión de deuda para financiar el déficit fiscal.

Esta escalada de la deuda pública genera incertidumbre sobre el futuro económico del país.Las consecuencias podrían ser severas: reducción en los servicios públicos, aumento de la inflación y un impacto negativo en el crecimiento económico.

La necesidad de implementar políticas de sostenibilidad fiscal se torna urgente para evitar una crisis aún más profunda.