El Indec reveló este miércoles un nuevo descenso en la actividad económica argentina, marcando el sexto mes consecutivo de contracción.

La caída se agrava si se considera la reciente corrección a la baja del dato de mayo, que inicialmente mostraba un crecimiento del 1,3%.

LCG, una consultora financiera reconocida por sus análisis rigurosos, señala que en lo que va del año la actividad acumula una reducción del 2,1%, cifra que podría ser aún más pronunciada si se excluyen los efectos de la corrección cambiaria de diciembre.

La distribución del impacto a nivel sectorial es preocupante.Si bien el campo, la pesca y la minería experimentan un repunte notable, las actividades relacionadas con el consumo, como la industria manufacturera y la construcción, sufren caídas significativas.

Este panorama nos indica que la economía argentina sigue enfrentando desafíos estructurales que impiden un crecimiento sostenible, comenta Gabriela Pérez, economista de LCG. La caída en la actividad manufacturera y la construcción refleja una debilidad en el consumo interno, lo cual es preocupante dado su rol fundamental en la generación de empleo e ingresos.

A pesar de los esfuerzos del gobierno para impulsar la economía mediante medidas como el programa RIGI, las perspectivas para el resto del año no son alentadoras.

LCG proyecta un crecimiento débil con subidas y bajas sectoriales, impulsado principalmente por el agro, aunque sin una expansión significativa debido a la disminución de precios internacionales.

La mejora salarial reciente y la baja sostenida de la inflación no han logrado revertir completamente los efectos de la recesión, señala Pérez.

Es necesario implementar políticas públicas más efectivas para estimular la demanda interna y generar confianza en el sector privado.

El escenario presentado por LCG, que prevé una caída superior al 3% de la actividad económica este año, refleja la incertidumbre que rodea a la economía argentina.

Si bien el gobierno aspira a lograr una estabilización económica y una recuperación en los últimos meses del año, se necesitan medidas concretas y contundentes para revertir la tendencia actual.

La falta de un motor claro de crecimiento en el corto plazo mantiene a la Argentina en una situación precaria, con importantes implicaciones tanto para la población como para el futuro económico del país.