El rover Perseverance de la NASA ha realizado un hallazgo fascinante en el cráter Jezero de Marte, una roca llamada Cheyava Falls que podría contener evidencias de vida microbiana existente hace miles de millones de años.

La presencia de características químicas y estructuras dentro de la roca, como vetas blancas de sulfato de calcio y bandas rojizas de hematita, sugieren un ambiente antiguo habitado por agua y potencialmente favorable para la vida microscópica.

Diseñamos la ruta de Perseverance para asegurarnos de que llegue a zonas con potencial para obtener muestras científicas interesantes, explica Nicola Fox, administradora asociada de la Dirección de Misiones Científicas en la sede de la NASA en Washington.

Este viaje por el lecho del río Neretva Vallis valió la pena, ya que encontramos algo que nunca habíamos visto antes, lo que les dará mucho que estudiar a los científicos, asegura.

El instrumento SHERLOC (Scanning Habitable Environments with Raman Luminescence for Organics Chemicals) ha detectado compuestos orgánicos dentro de la roca.

Si bien estos componentes basados en carbono son esenciales para la vida como la conocemos, también pueden formarse mediante procesos no biológicos.

Por ello, el equipo científico continúa explorando otras posibles explicaciones para las características observadas en Cheyava Falls.

Cheyava Falls es la roca más desconcertante, compleja y potencialmente importante que Perseverance ha investigado hasta ahora, afirma Ken Farley, científico del proyecto Perseverance de Caltech en Pasadena.

La roca, con una forma similar a la punta de una flecha, mide aproximadamente un metro por 0,6 metros y debe su nombre a una cascada del Gran Cañón.

El instrumento PIXL (Planetary Instrument for X-ray Lithochemistry) ha revelado halos negros alrededor de manchas blancas dentro de Cheyava Falls, compuestos por hierro y fosfato.

En la Tierra, este tipo de características en las rocas suelen estar asociadas con el registro fosilizado de microbios que viven en el subsuelo.

El equipo científico está explorando la posibilidad de que estos halos negros se hayan formado a través de reacciones químicas que liberaron hierro y fosfato, posiblemente como fuente de energía para microbios en un antiguo entorno marciano.

Si las investigaciones futuras confirman que Cheyava Falls alberga indicios de vida microscópica ancestral, este hallazgo revolucionaría nuestra comprensión de la historia del cosmos y la posibilidad de vida más allá de la Tierra.