El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, fue dado de alta del hospital este sábado tras ser sometido a una cirugía para tratar una hemorragia intracraneal.

A pesar de la buena noticia, el mandatario deberá permanecer en São Paulo hasta el jueves para realizarse exámenes de control, incluyendo una tomografía cerebral.

El presidente podrá regresar a Brasilia y retomar sus actividades normales como jefe de Estado una vez que los exámenes de control sean concluyentes, declaró su médico personal, Roberto Kalil, durante una rueda de prensa.

El especialista resaltó que Lula deberá trabajar moderadamente al menos durante los próximos 60 días y evitar cualquier actividad física intensa, excepto paseos cortos.

El líder progresista fue hospitalizado la semana pasada tras sufrir un hematoma intracraneal como consecuencia de una caída en su residencia oficial el pasado 19 de octubre.

La emergencia requirió dos cirugías: una urgente para drenar el hematoma y otra preventiva para minimizar el riesgo de nuevas hemorragias.

Me asusté al enterarme de la cantidad de sangre que había derramado, confesó Lula en una breve aparición pública antes de abandonar el hospital, visiblemente emocionado por la atención recibida durante su estancia médica.

Pero estoy listo para trabajar y seguir adelante con mis responsabilidades como presidente.

Kalil explicó que los viajes internacionales de Lula están suspendidos hasta nuevo aviso y solo podrá realizar vuelos cortos.

La recuperación del mandatario ha generado una gran preocupación en Brasil, donde se le conoce por su energía vital y compromiso incansable con sus labores.

Su regreso a casa, aunque provisional, representa un paso significativo hacia su plena rehabilitación y la tranquilidad del país.