El Premio Nobel, un reconocimiento global a las mentes más brillantes en diversas disciplinas, se ha convertido en un símbolo de excelencia y prestigio.

A pesar de esto, a lo largo de su historia, algunos nombres ilustres han sido notablemente omitidos del listado de laureados.

Actores clave en sus campos, estos grandes ausentes del Nobel, cuyas contribuciones revolucionaron el saber, suscitan preguntas sobre los criterios de selección y la complejidad de evaluar el impacto cultural e intelectual.

En Física, Arnold Sommerfeld, considerado uno de los pilares de la enseñanza de la física teórica, nunca recibió el galardón a pesar de ser nominado en más de 80 ocasiones.

Su influencia se extendió a través de sus discípulos como Wolfgang Pauli, Werner Heisenberg y Peter Debye, quienes sí obtuvieron el Nobel.

La academia sueca quizás considerara que Sommerfeld ya había sido reconocido indirectamente a través de sus alumnos premiados, especula un experto en historia de la ciencia.

Dmitri Mendeléyev, creador de la tabla periódica de los elementos, otro pilar fundamental de la química moderna, también se encuentra entre los grandes ausentes.

A pesar de su trascendental descubrimiento, la Academia Sueca no reconoció su obra como lo suficientemente innovadora en el momento.

Su exclusión ha desconcertado a generaciones de científicos, afirma un profesor de Química.
El mundo literario tampoco está exento de estas historias.

Jorge Luis Borges, considerado uno de los autores más importantes del siglo XX, fue nominado numerosas veces al Nobel pero nunca lo obtuvo.

La razón detrás de su exclusión sigue siendo objeto de debate, aunque algunos especulan que sus posturas políticas conservadoras pudieron haber influido en la decisión de la Academia Sueca.

En el ámbito de la Medicina, Oswald Avery, quien descubrió que el ADN es el material genético, no recibió el Nobel a pesar de ser nominado varias veces.

Se cree que su hallazgo fue inicialmente recibido con escepticismo y que el reconocimiento llegó demasiado tarde para él.

Joan Robinson, una economista británica pionera en la teoría del monopolio y defensora del pensamiento keynesiano, también se encuentra entre los grandes ausentes de la economía.

Su exclusión podría ser un reflejo de las barreras que las mujeres enfrentaban (y aún enfrentan) en la ciencia.

Por último, Mahatma Gandhi, el líder del movimiento de independencia de la India y defensor de la no violencia, fue nominado al Nobel de la Paz en varias ocasiones, pero nunca lo recibió.

Su asesinato en 1948 impidió que su candidatura final fuera considerada.La Academia Nobel ha reconocido públicamente que la exclusión de Gandhi fue un error histórico.

Estos casos revelan la complejidad del proceso de selección para el Premio Nobel y cuestionan la idea de que este galardón es un indicador absoluto de mérito científico o cultural.

Los grandes ausentes del Nobel nos invitan a reflexionar sobre las diversas formas en que se valora el impacto humano y su legado, y a reconocer que hay muchas otras maneras de contribuir al avance del conocimiento y la mejora del mundo.