La relación comercial entre Bolivia y Argentina sufrió un cambio significativo con el cierre definitivo de las exportaciones de gas natural, marcando el final de una era que se extendía por más de dos décadas.

Esta decisión estratégica surge tras la puesta en marcha del proyecto de reversión del Gasoducto Norte, que permitirá a Argentina abastecerse de gas proveniente de los yacimientos de Vaca Muerta.

Esta noticia ha generado un impacto considerable en el panorama energético boliviano. Óscar Claros, gerente de Contratos de Exportación de Gas Natural de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), confirmó que el país está buscando nuevos clientes para su producción de gas natural, principalmente en Brasil.

En ningún momento hemos dejado de tener requerimientos de gas natural por parte de empresas brasileñas, afirmó Claros, quien agregó que se están negociando contratos para el periodo 2025-2027 con el objetivo de maximizar la valoración de la producción.

De acuerdo con datos oficiales de YPFB, la producción promedio anual de gas en 2024 se situó en 31,60 millones de metros cúbicos diarios (MMmcd), una cifra que refleja una disminución significativa respecto al año anterior cuando la producción alcanzaba los 36 MMmcd.

Este descenso puede deberse a un mayor consumo interno y a la pérdida del mercado argentino.
El director ejecutivo de la Cámara Boliviana del Gas Natural, Juan Carlos Centellas, ha destacado el desafío que representa para Bolivia buscar nuevos mercados en un contexto internacional volátil.

La diversificación de destinos es fundamental para garantizar la estabilidad económica del país, señaló Centellas.

Es necesario trabajar en la construcción de una estrategia a largo plazo que permita consolidar nuevas alianzas comerciales y asegurar la demanda de nuestro gas natural.

El cierre de las exportaciones a Argentina también tiene implicaciones para la economía boliviana, que durante años ha dependido en gran medida de los ingresos provenientes del gas natural.

A pesar de las dificultades, el gobierno boliviano está trabajando para diversificar su matriz energética y explorar nuevas oportunidades económicas.

El desarrollo de proyectos en sectores como la minería del litio se presenta como una alternativa viable para generar nuevos ingresos y contribuir al crecimiento económico del país.