El sábado 7 de octubre, un ataque sorpresivo perpetrado por Hamás desde la Franja de Gaza sacudió a Israel, siendo considerado por muchos como el más grave desde la creación del Estado.
Este acto, que causó centenares de muertes y el secuestro de numerosos civiles israelíes, desencadenó una respuesta contundente por parte del gobierno israelí, declarando la guerra oficialmente al día siguiente y autorizando una campaña militar contra Hamás.
Este nuevo capítulo en el conflicto palestino-israelí exige comprender las raíces históricas y las fuerzas que lo impulsan.
Hamás es una organización política y militar palestina reconocida como terrorista por numerosos países, incluyendo Estados Unidos e Israel.
Conocido por su objetivo declarado de liberar Palestina mediante la lucha armada, Hamás controla actualmente la Franja de Gaza, un territorio densamente poblado y sujeto a un bloqueo económico impuesto por Israel.
El ataque del 7 de octubre, que coincidió con la festividad judía de Sucot, fue ejecutado utilizando una combinación de cohetes y penetración terrestre.
Combatientes de Hamás lograron superar las defensas israelíes, infiltrándose en territorio israelí y realizando secuestros masivos.
La utilización de tácticas inusuales como el uso de excavadoras para crear brechas en la valla fronteriza, la entrada por mar y parapente, demostró una preparación meticulosa y un objetivo estratégico claro.
Ante este ataque sin precedentes, Israel lanzó la Operación Espada de Hierro, incluyendo bombardeos aéreos y incursiones terrestres en Gaza.
Si bien los sistemas de defensa antimisiles israelíes han mitigado el impacto de los cohetes palestinos, las operaciones militares en Gaza han desencadenado una gran cantidad de víctimas civiles, con miles de muertos y heridos.
La ONU ha expresado su preocupación por la escalada del conflicto y la posibilidad de un desastre humanitario en Gaza.
Las acciones militares de Israel en Gaza han sido criticadas por la comunidad internacional, con acusaciones de violaciones al derecho internacional humanitario.
El bloqueo total impuesto a Gaza agrava la situación humanitaria preexistente, afectando el acceso a alimentos, combustible y agua para la población civil.
El conflicto palestino-israelí es una realidad compleja y multifacética, marcada por décadas de violencia y frustración.
La creación del Estado de Israel en 1948, aunque vista como un refugio necesario por parte de los judíos tras el Holocausto, generó un desplazamiento masivo de palestinos y marcó el inicio de un conflicto que perdura hasta la actualidad.
Para encontrar una solución definitiva a este conflicto, es crucial abordar las causas subyacentes, promover el diálogo entre las partes implicadas y buscar soluciones justas y equitativas para ambos pueblos.
La comunidad internacional debe jugar un papel activo en facilitar la paz y la estabilidad en la región.