El despliegue masivo del Plan Güemes en la zona fronteriza entre Salta (Argentina) y Bolivia ha generado una atmósfera de tensión e incertidumbre.
Si bien el objetivo declarado es combatir el narcotráfico y otros delitos transnacionales, la presencia abrumadora de fuerzas federales argentinas en el río Bermejo contrasta con la virtual ausencia de efectivos bolivianos en los pasos fronterizos de Puerto Chalanas y Puente Internacional.
La movilización argentina es impresionante, pero no vemos la misma respuesta por parte del lado boliviano, señaló un comerciante de Bermejo.
Esta disparidad ha provocado una disminución notable en el flujo de argentinos hacia Bolivia, impactando las actividades comerciales y sociales que se desarrollaban habitualmente a través de estos pasos.
El Plan Güemes, impulsado por el ministro de Seguridad argentino, Patricia Bullrich, busca fortalecer la seguridad en la región, pero su implementación unilateral genera inquietudes.
Es importante que haya coordinación binacional para que este operativo sea efectivo, afirmó un experto en seguridad fronteriza.
La falta de presencia boliviana puede generar un vacío de control que podría ser aprovechado por grupos criminales.
La preocupación se extiende a ambos lados de la frontera, ya que el comercio y las relaciones sociales se ven afectados por esta situación incierta.
A pesar del optimismo inicial en Salta respecto a la mejora de la seguridad, la falta de colaboración entre ambos países podría generar consecuencias negativas para la estabilidad y la convivencia pacífica en la región fronteriza.