Brain Rot: El Síndrome Digital Degenerativo Elegido Palabra del Año
El reputado centro académico británico, la Universidad de Oxford, ha designado brain rot, traducido como podredumbre cerebral, como la palabra del año 2024.
Este término, que se ha vuelto viral en las plataformas digitales, encapsula un creciente malestar social sobre el impacto del consumo masivo de contenido online, particularmente en la salud mental.
La elección se basa en un estudio participativo con más de 37.000 personas de todo el mundo.Los expertos en lingüística seleccionaron seis palabras para reflejar las conversaciones y estados de ánimo dominantes del año, y brain rot emergió como la ganadora por una abrumadora mayoría.
Según la Universidad de Oxford, este término describe un supuesto deterioro mental o intelectual provocado por el exceso de información banal o poco estimulante que circula en internet.
El centro destaca que, aunque se acuñó originalmente en 1854 por el escritor Henry David Thoreau para criticar la superficialidad cultural, su significado ha cobrado nueva relevancia en la era digital.
Brain rot, como lo utilizan las generaciones Z y Alpha en plataformas como TikTok, ha trascendido las redes sociales para permear incluso el discurso académico y periodístico convencional.
Se utiliza para denunciar los efectos negativos del contenido de baja calidad, la proliferación de noticias sensacionalistas y la tendencia a priorizar la información superficial por encima de lo complejo y reflexivo.
Las preocupaciones sobre el impacto brain rot en la salud mental son cada vez más frecuentes.El centro de salud mental Newport Institute de Estados Unidos, por ejemplo, publicó recientemente una guía para reconocer y evitar este síndrome, señalando síntomas como confusión mental, letargo, dificultades para concentrarse y problemas de memoria.
El auge de brain rot nos plantea interrogantes cruciales sobre el impacto del consumo digital en nuestra capacidad de pensamiento crítico, análisis profundo y reflexión.
Nos invita a reflexionar sobre la calidad del contenido al que accedemos, la forma en que lo procesamos y sus consecuencias para nuestro bienestar individual y colectivo.