La República Argentina celebra el Día Nacional del Petróleo y del Gas, un día que invita a reflexionar sobre la situación actual de la industria hidrocarburífera en el país.

A pesar de los avances tecnológicos y la creciente conciencia global sobre la necesidad de energías limpias, la matriz energética argentina sigue siendo dominada por los combustibles fósiles, con el gas y el petróleo representando el 80% de las fuentes energéticas.

Esta dependencia se refleja en las cinco cuencas productivas que abastecen al país: Noroeste, Cuyana, Neuquina, Golfo San Jorge y Cuenca Austral.

Las energías renovables, a pesar de su potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar el cambio climático, apenas alcanzan el 10% de la matriz energética nacional, principalmente enfocadas en la generación eléctrica.

Esta situación genera preocupación entre expertos que alertan sobre los riesgos ambientales a largo plazo.

La dependencia excesiva de los hidrocarburos es una amenaza para el medio ambiente y para el futuro energético del país, afirma un especialista en energías renovables.

La reciente postura del gobierno argentino, que ha retirado su delegación de las conferencias de Naciones Unidas sobre cambio climático y cuestionado la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, alimenta aún más estas preocupaciones.

La falta de inversión en energías limpias se suma a una situación económica vulnerable.Las dificultades económicas actuales dificultan la transición hacia un modelo energético sostenible, señala un analista del sector energético.

A pesar de este panorama, existe una corriente de optimismo impulsada por el proyecto Vaca Muerta-Brasil.

Argentina y Brasil firmaron un acuerdo para llevar gas natural desde el yacimiento neuquino Vaca Muerta hasta el sur de Brasil a través del sistema de gasoductos existentes.

Este acuerdo, que involucra también a Bolivia, representa una oportunidad para impulsar la economía regional y fomentar la colaboración energética.

Este proyecto demuestra que es posible avanzar en energías limpias sin abandonar los hidrocarburos, argumenta un experto en relaciones internacionales.

El éxito del proyecto dependerá de la voluntad política de los gobiernos involucrados y su capacidad para superar las diferencias ideológicas y lograr una transición energética gradual y sostenible.