El conflicto entre Israel y Hezbolá ha alcanzado un nuevo punto crítico con la muerte de Muhammad Jalil Alian, comandante de la unidad de misiles antitanque del grupo chií, en un bombardeo aéreo israelí.

El ataque, que según las fuerzas armadas israelíes se produjo el lunes en Qalaouiyeh, a unos 11 kilómetros de la frontera, evidencia una escalada significativa en la intensidad del enfrentamiento.

El ejército israelí ha informado de ataques aéreos contra aproximadamente 150 objetivos de Hezbolá y Hamás en Gaza y Líbano en las últimas 24 horas.

Entre los blancos se encuentran centros de mando, almacenes de armas, puestos de observación y lanzaderas de cohetes.

Nuestra operación aérea continúa con el objetivo de destruir la capacidad de Hezbolá para atacar a Israel, declaró un portavoz militar israelí, quien agregó que seguiremos utilizando todas las fuerzas necesarias para defender a nuestro pueblo.

En respuesta a estos bombardeos, Hezbolá ha lanzado alrededor de sesenta cohetes contra territorio israelí en las últimas 24 horas.

Dos de estos proyectiles alcanzaron su objetivo, uno de ellos impactando un edificio en la ciudad costera de Hadera, sin provocar víctimas.

El grupo ha enviado tres drones hacia Israel, dos de los cuales fueron interceptados por el sistema antiaéreo israelí.

La incursión terrestre israelí en el sur del Líbano, iniciada el 1 de octubre, continúa, con soldados israelíes enfrentándose a miembros de Hezbolá en intensos combates.

La situación en la región es extremadamente tensa, y las autoridades israelíes han emitido una alerta para los ciudadanos que viven cerca de la frontera libanesa.

El mediador estadounidense, Amos Hochstein, se espera que llegue a Tel Aviv este jueves para intentar negociar un alto el fuego entre Israel y Hezbolá.

La comunidad internacional está preocupada por la escalada del conflicto, que ha dejado un saldo de más de 2.800 muertos en Líbano y 34 soldados israelíes muertos desde el inicio del enfrentamiento.