La industria minera argentina se encuentra en un punto crucial, entre la sombra del pasado y la promesa de un futuro brillante.
La frase tiene solo dos caminos, morir el sueño del oro, vivir el sueño del vino, popularizada por la zamba de Dávalos y Leguizamón, parece resonar con fuerza en este contexto.
Si bien históricamente el país ha optado por otras actividades económicas, alejándose de su potencial minero, un nuevo escenario se abre ante nosotros: una creciente demanda mundial de minerales en plena transición energética.
Expertos señalan que esta situación representa una oportunidad única para revitalizar la industria minera y contribuir al desarrollo económico del país.
Es una posibilidad clara que se presenta para nuestro futuro, afirma , especialista en geología y recursos naturales.
Para aprovechar al máximo esta oportunidad, se requieren acciones concretas y un enfoque estratégico.
La clave reside en aprender del pasado, incorporando las lecciones de aciertos y errores de otras naciones que han transitado por el camino de la minería.
Lo mejor sale de ese encuentro entre el ayer y el hoy, destaca , especialista en economía y desarrollo.
La implementación de tres ideas fundamentales se presenta como un pilar fundamental para construir un futuro próspero en el sector minero: el federalismo, el Régimen de Impulso al Gran Inversión (Rigi) y la creación de un fondo soberano intergeneracional.
El federalismo reconoce la autonomía provincial sobre sus recursos naturales, permitiendo una gestión más eficiente y participativa.
Las unidades de medida son tan grandes, tan extensas, que se requiere de un federalismo de concertación entre todas las provincias cordilleranas, propone , economista especializado en el sector minero.
El Rigi, por su parte, ofrece incentivos fiscales para atraer inversión privada al sector, incentivando la exploración y explotación responsable de los recursos minerales.
La seguridad jurídica y el respeto a la ley como principio, no sea algo ordenado por una norma sino algo que abrazamos desde la costumbre, señala , experto en derecho y economía.
Finalmente, un fondo soberano intergeneracional garantizaría una gestión responsable de las rentas derivadas de la minería, destinando sus recursos a proyectos de infraestructura y educación, asegurando el bienestar de las futuras generaciones.
El desafío es convertir la profecía en realidad, construir un futuro próspero para Argentina basado en la minería, con responsabilidad social y ambiental.
Es momento de tomar decisiones que permitan al país aprovechar al máximo su potencial minero, transformando la zamba del minero en una canción de esperanza y progreso.