Rusia ha expresado sus dudas sobre los resultados electorales celebrados el domingo en Moldavia, donde la presidenta Maia Sandu obtuvo una victoria contundente y los ciudadanos votaron mayoritariamente en contra de la adhesión a la Unión Europea.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló que se observan anomalías en los resultados debido al aumento significativo de los votos para Sandu y el apoyo a la integración europea.

Estas declaraciones alimentan las tensiones entre Moscú y Chisináu, ya que Rusia ha expresado históricamente su oposición a la expansión de la OTAN y la UE hacia el este.

Sandu, quien aspiraba a una segunda legislatura, logró el 41,92% de los votos, ampliando su ventaja sobre su principal rival prorruso, Alexandr Stoianoglo, con quien se enfrentará en la segunda vuelta el próximo día 3 de noviembre.

A pesar de este apoyo electoral, el referéndum sobre la adhesión a la UE fue rechazado por una amplia mayoría (54,65%) del electorado.

La presidenta moldava denunció fraude electoral tras el resultado negativo en el referéndum: Tenemos pruebas e información de que un grupo criminal se proponía comprar 300.000 votos.

Esto es un fraude sin precedentes cuyo objetivo es comprometer la democracia, afirmó Sandu durante una breve aparición en los medios.

El Gobierno moldavo, que inició negociaciones de adhesión a la UE en diciembre de 2023, había recibido días antes del referéndum un paquete de asistencia económica de 1.800 millones de euros para los próximos tres años por parte de Bruselas.

Este apoyo económico no logró convencer a una gran parte de la población moldava.
El rechazo a la integración europea en Moldavia ha generado preocupación entre analistas políticos que ven en este resultado una victoria para Rusia y un retroceso en las aspiraciones europeas del país.

Se espera que las próximas semanas sean cruciales para determinar el futuro político de Moldavia y sus relaciones con la Unión Europea.