El descubrimiento macabro de restos humanos en un valle cerca de Taroudant conmocionó a Marruecos.

Entre esqueletos y cráneos dispersos, la policía identificó a nueve adolescentes, víctimas de un horror sin precedentes.

Las investigaciones revelaron que los jóvenes habían sido asesinados al menos seis meses antes del hallazgo, exhumados de sus tumbas y depositados en el valle con una crueldad inimaginable.

La identidad de los responsables parecía un misterio hasta que la policía encontró un fragmento de papel con un poema críptico.

Este documento contenía pistas enigmáticas como Hadi 2303, Adidas 5 y semana 41, elementos clave para desentrañar el caso.

La búsqueda por el nombre Hadi llevó a los investigadores al hermano de Abdelaâli Hadi, quien trabajaba en la comisaría local.

La información proporcionada por este individuo condujo a la detención del asesino, quien se rindió ante las autoridades con una chilling declaración: Estuve sufriendo día y noche…

Quiero dormir y curarme.Confesó haber matado a los nueve adolescentes, revelando un nivel de crueldad que sacudió al país.

El juicio fue largo y angustiante para las familias de las víctimas, quienes esperaban justicia por la pérdida irreparable de sus hijos.

Abdelaâli Hadi se mostró remordimiento durante el proceso, afirmando: Esto es entre Dios y yo. Sin embargo, en el estrado, también confesó sentir placer al asesinar a los niños, incluso llegando a describir un orgasmo mientras estrangulaba a las víctimas.

En diciembre de 2005, el Tribunal de Apelaciones de Agadir condenó a Hadi a muerte y una multa considerable.

El caso de Abdelaâli Hadi se convirtió en una mancha oscura en la historia de Marruecos, un recordatorio macabro del lado más oscuro de la naturaleza humana.

Su ejecución fue aplazada durante años, generando indignación entre los familiares de las víctimas que buscaban cierre y justicia.