En la ciudad de Salta, un fenómeno peculiar se ha replicado por segunda vez este año: la tradición del Martes 13 parece estar ganando terreno sobre el amor.

Según datos oficiales del Registro Civil, solo una pareja optó por contraer matrimonio el pasado martes 13.

Este hecho coincide con otro registro similar ocurrido el pasado 13 de febrero, lo que plantea la interrogante sobre la influencia de las supersticiones en las decisiones matrimoniales de los salteños.

Este tipo de fenómeno nos muestra cómo las creencias populares pueden permear nuestras vidas cotidianas, afirma la socióloga María González, especialista en folklore y rituales.

Aunque parezcan meras tradiciones, estas ideas preconcebidas pueden generar un impacto real en las elecciones que tomamos, incluso en momentos tan importantes como la celebración del matrimonio.

El martes 13 ha sido históricamente asociado a la mala suerte y el temor a eventos desafortunados.

Este estigma cultural, arraigado en la tradición oral desde hace siglos, parece estar presente en la mente de los ciudadanos salteños, quienes prefieren posponer este importante paso frente a la incertidumbre que les genera la fecha.

Esta tendencia, aunque anecdótica, refleja una realidad compleja: el equilibrio entre la racionalidad y la influencia de las creencias tradicionales.

Es importante recordar que las supersticiones son una manifestación cultural profundamente arraigada en nuestra historia, agrega González.

No se trata de imponer un punto de vista sobre otra forma de pensar, sino de comprender cómo estas ideas impactan en nuestras decisiones.

Aunque es difícil determinar si esta tendencia se extenderá en el tiempo, la evidencia actual sugiere que la superstición del martes 13 continúa siendo una fuerza poderosa en la cultura salteña, influyendo en las decisiones personales de los ciudadanos.