El presidente chileno Gabriel Boric ha reafirmado su postura crítica hacia el régimen de Nicolás Maduro, calificándolo directamente como una dictadura y manifestando su oposición contundente a la repetición de las recientes elecciones venezolanas.

Esta posición, que lo coloca en línea con el ultraliberal Javier Milei, representa un endurecimiento del discurso chileno sobre la crisis política en Venezuela.

En una extensa entrevista televisiva realizada durante el fin de semana, Boric no dudó en utilizar términos como fraude electoral y robo de elecciones para describir los comicios celebrados en Venezuela.

Este pronunciamiento se suma a la declaración conjunta emitida por un grupo de 11 países, entre ellos Argentina, Estados Unidos, Ecuador, Perú y Uruguay, que también han calificado las elecciones como fraudulentas.

A pesar de los esfuerzos mediadores liderados por Brasil y Colombia, quienes proponen la repetición de las elecciones como vía para resolver la crisis, Chile se mantiene firme en su postura.

El ministro de Relaciones Exteriores chileno, Alberto van Klaveren, explicó que no nos corresponde a nosotros como país proclamar ganadores de elecciones, pero sí valorarlas, y en este caso estamos ante una elección fraudulenta.

Esta postura no es nueva para Boric, quien desde su llegada al poder ha sostenido una línea firme contra las dictaduras en la región, incluyendo Cuba y Nicaragua.

Su discurso se basa en la convicción de que los derechos humanos son universales e inviolables, independientemente del signo político del régimen en cuestión.

Esta posición ha generado tensiones internas en el gobierno chileno, ya que el Partido Comunista, parte de la coalición gobernante, mantiene una postura más conciliadora con Venezuela.

Camila Vallejo, ministra portavoz y miembro del PC, aseguró respaldar las decisiones tomadas por el presidente y el canciller.

La decisión de Chile de no reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente electo ha sido criticada por algunos sectores que señalan que se trata de una interferencia en los asuntos internos de Venezuela.

Van Klaveren defiende la posición chilena al argumentar que queremos que la persona que represente al país tenga el control del gobierno.

El próximo paso para Chile será participar en una reunión con otros países que comparten su postura sobre Venezuela, con el objetivo de continuar ejerciendo presión diplomática sobre el régimen de Maduro.