Avance científico desafía la comprensión de la muerte cerebral: investigadores restauran funciones vitales en cerebros de cerdo
Un estudio pionero realizado por científicos de la Universidad de Yale ha generado una profunda conmoción en el ámbito médico y filosófico, al demostrar la posibilidad de revitalizar cerebros de cerdo tras su aparente fallecimiento.
La investigación, que desafía un dogma largamente arraigado sobre la irreversibilidad del daño cerebral post mortem, abre nuevas vías para la comprensión del funcionamiento encefálico y plantea interrogantes éticos trascendentales.
El experimento se centró en cerebros de cerdo obtenidos de mataderos locales, sometidos a procedimientos estándar de sacrificio que implicaron la interrupción de las principales arterias sanguíneas.
Sorprendentemente, cuatro horas después de esta intervención y durante un período de seis horas posteriores, los investigadores lograron revertir parcialmente el proceso de deterioro mediante la conexión de los cerebros a un dispositivo innovador denominado BrainEx. Este sistema suministró una solución artificial mejorada que permitió restaurar funciones moleculares y celulares esenciales, incluyendo la actividad eléctrica espontánea en las neuronas y procesos metabólicos como el consumo de oxígeno y glucosa.
Este no es un cerebro vivo, aclaró el Dr. Nenad Sestan, director del estudio y neurocientífico de Yale.
Es un cerebro celularmente activo.No obstante, el logro representa un avance significativo, ya que permite observar la actividad cerebral en condiciones previamente consideradas imposibles.
Andrea BeckelMitchener, del Instituto Nacional de Salud Mental, calificó la tecnología como un verdadero avance para la investigación del cerebro, destacando que restaurar cualquier función celular nunca antes se había logrado en un cerebro de mamífero grande y supuestamente muerto.
El Dr. James Bernat, neurólogo del Dartmouth College, quien conoció los resultados preliminares en 2017 y 2018, describió el estudio como increíble, muy impresionante y extremadamente significativo.
Añadió que la investigación pone de manifiesto una capacidad subestimada de los cerebros de grandes mamíferos para restaurar la microcirculación y la actividad molecular y celular tras un período post mortem prolongado.
Si bien los cerebros tratados no mostraron signos de conciencia, percepción sensorial o funciones cognitivas superiores, el experimento abre la puerta a nuevas investigaciones sobre el cableado y funcionamiento del cerebro.
Un posible desarrollo futuro podría ser la aplicación de BrainEx para la neurorreanimación, con el objetivo de revertir daños causados por accidentes cerebrovasculares u otras lesiones cerebrales.
Este avance no está exento de controversia.Un ensayo acompañante al artículo publicado en Nature señala que el estudio plantea profundas cuestiones filosóficas sobre la definición misma de la vida y la muerte cerebral, especialmente en lo que respecta a la donación de órganos.
La capacidad de restaurar funciones cerebrales después del cese aparente de la circulación sanguínea obliga a una reevaluación de los criterios utilizados para determinar la muerte.
El equipo de Yale ha optimizado BrainEx durante casi una década, utilizando cabezas de cerdo obtenidas de mataderos cercanos al campus.
La investigación subraya que, incluso en condiciones aparentemente irreversibles, existe un potencial latente para la recuperación celular y molecular en el cerebro, lo que podría tener implicaciones trascendentales tanto para la ciencia como para la ética.