Madrid El emblemático Café Berlín celebra este mes su decimotercer aniversario, marcando trece años de una trayectoria singular en el vibrante panorama nocturno de la capital española.
Lo que comenzó como una apuesta personal se ha convertido en un referente cultural, fusionando flamenco, jazz, indie y músicas del mundo en un espacio único donde la música en vivo convive con la fiesta.
Andrés Pato Almada, socio y alma mater del Café Berlín junto a Leandro Cersosimo, relata su azarosa trayectoria desde sus inicios en Argentina hasta su llegada a Madrid.
Tras una vida marcada por diversas experiencias laborales desde el tratamiento de adicciones hasta la venta de enciclopedias puerta a puerta Almada encontró su vocación en el mundo de la música y la gestión de locales.
Yo iba mucho al José Alfredo porque tenía amigos allí y me ofrecieron hacerme con el bar, explica Almada, recordando sus inicios detrás de la barra.
El punto de inflexión llegó en 2011, cuando su banda Los Jiménez actuó en el Café Berlín, entonces ubicado en la calle Jacometrezo.
Surgió del amor que tenemos por la música, no había una ambición económica, sino de poder hacer por fin lo que nos gustaba, afirma Almada.
Tras un paréntesis obligado en 2016 debido a un cambio de ubicación, el Café Berlín renació con mayor capacidad y una estructura circular en la Costanilla de los Ángeles, consolidándose como un espacio clave para artistas nacionales e internacionales.
El local se distingue por su innovadora programación, que desafía las convenciones del entretenimiento nocturno madrileño.
Yo creo que el Berlín fue uno de los primeros clubes de Madrid con discoteca después de los conciertos, señala Almada, destacando la eliminación de las mesas y la apuesta por un ambiente bailable.
La particularidad de ofrecer doble concierto, una propuesta arriesgada pero exitosa, ha permitido diversificar la oferta musical y generar empleo.
Cualquier boludo llena un estadio, pero a ver cómo tocas acá, reflexiona Almada, enfatizando la dificultad de conectar con el público en un entorno íntimo y exigente.
Hay músicos consagrados que aquí se asustan porque están muy cerca del público.Es un desafío. El Café Berlín ha logrado cultivar una comunidad fiel, atrayendo tanto a residentes locales como a turistas internacionales, especialmente provenientes de Francia y otros países europeos.
La gestión del local se caracteriza por la atención personalizada y el ambiente acogedor.Es también una cuestión de llevarte mucho mejor con vos, explica Almada, resaltando la importancia de crear un vínculo genuino con los clientes.
Somos de distancias cortas, muy de atender al cliente, pero sin ser pesados.
En un contexto marcado por la homogeneización cultural y el auge de los festivales masivos, el Café Berlín se erige como una alternativa vibrante y auténtica, defendiendo la diversidad musical y la singularidad de la noche madrileña.
Creo que hay veces menospreciamos un poco lo que tenemos, concluye Almada, reafirmando su compromiso con la promoción del talento local y la preservación de la esencia de la cultura nocturna en Madrid.