La Casa Blanca ha sido testigo de una transformación radical en su despacho más emblemático, el Despacho Oval, bajo la dirección del actual presidente.
Una profunda renovación estética, marcada por la profusa utilización de pan de oro y elementos decorativos opulentos, ha eclipsado la sobriedad que caracterizó a su predecesor, Joe Biden, generando controversia y reacciones diversas tanto en el ámbito político como en las redes sociales.
La metamorfosis del Despacho Oval no es una mera cuestión de decoración; se interpreta como una reafirmación visual del poder y un mensaje simbólico sobre la visión política del presidente.
Es un ejercicio de simbolismo que, en política, se manifiesta al realizar mítines bajo la estatua de figuras históricas, explica Xavier Peytibi, consultor político en Ideograma y autor de la newsletter Política Creativa.
La estética recargada, reminiscente de los interiores de su residencia Mar-a-Lago y sus propiedades inmobiliarias, busca proyectar una imagen de abundancia y grandeza.
La diferencia con el estilo minimalista implementado por Biden es palpable.La hiedra sueca, regalo del embajador irlandés a John F. Kennedy, ha sido reemplazada por siete objetos de oro vermeil plata dorada, mientras que la chimenea se adorna ahora con medallones dorados y águilas doradas.
Incluso el mando a distancia del televisor no escapa al dorado omnipresente.La incorporación de una réplica dorada del Trofeo Jules Rimet, en anticipación a la Copa Mundial de 2026 que tendrá lugar en Norteamérica, subraya esta tendencia hacia la ostentación.
Todo presidente tiene derecho a decorar el Despacho Oval, pero su decoración es tan extrañamente poco presidencial que parece más propia de un rey, comentó un ex funcionario de la Casa Blanca a CNN, reflejando una opinión compartida por muchos observadores.
La decisión de Trump contrasta con los esfuerzos previos de Joe Biden para despojarse del legado estético de su predecesor.
Jon Meacham, asesor de Biden en esa tarea, señaló que la decoración del Despacho Oval a menudo refleja la visión de la historia de un presidente y la naturaleza de sus esperanzas para el futuro.
Biden mantuvo las cortinas doradas de Hillary Clinton y añadió una roca lunar como elemento distintivo.
El actual presidente ha colgado una veintena de retratos de figuras históricas que admira, incluyendo a Thomas Jefferson, Benjamin Franklin, Lincoln, Andrew Jackson, Franklin D. Roosevelt y James Polk, creando un ambiente visualmente saturado.
Esta estrategia, según Peytibi, busca generar la percepción de continuidad con sus predecesores más admirados.
La transformación del Despacho Oval no se limita a la decoración interior.Trump ha intensificado el uso de la sala para encuentros con líderes mundiales y comunicados a la prensa, convirtiéndola en un escenario para proyectar su imagen y transmitir mensajes políticos.
Un ejemplo es la exhibición de su ficha policial de 2023, tomada durante su arresto en Georgia, que se ha convertido en un objeto de colección y una fuente de ingresos a través de mercancía conmemorativa.
La remodelación del Despacho Oval también extiende sus tentáculos a otros espacios de la Casa Blanca.
La Rosaleda será transformada en una zona de asientos al estilo Mar-a-Lago, mientras que se planea construir un nuevo salón de baile inspirado en el de Versalles para cenas de Estado, todo ello financiado por el propio presidente.
Esta ostentosa renovación del Despacho Oval plantea interrogantes sobre la naturaleza del poder presidencial y la relación entre la estética y la política.
Mientras algunos lo ven como una expresión legítima de la personalidad y visión de un líder, otros critican su falta de decoro y su potencial para trivializar el cargo más alto del país.
La transformación del Despacho Oval se ha convertido en un símbolo de la polarización política y un reflejo de las profundas divisiones que atraviesan a la sociedad estadounidense.