El Enigma Kurotamago: Un Viaje al Corazón Volcánico de Hakone y la Leyenda de la Longevidad
Owakudani, un impresionante valle geotérmico forjado hace aproximadamente 3.000 años por una erupción del Monte Hakone, se ha convertido en un destino turístico singular, no solo por su espectacular paisaje sino también por sus distintivos huevos negros (kurotamago), que según la tradición local, otorgan siete años adicionales de vida a quienes los consumen.
Este lugar, caracterizado por fumarolas silbantes, rocas teñidas de azufre y charcos humeantes, ofrece un espectáculo impresionante de la fuerza primordial de la naturaleza.
La infraestructura también es notable: una red de tuberías canaliza las aguas termales a los tradicionales posados (ryokans) cercanos, reflejando una larga historia de aprovechamiento de los recursos naturales de la región.
El acceso a Owakudani puede realizarse en autobús desde Hakone-Yumoto o Gora, pero la experiencia más impactante es el ascenso en teleférico, que ofrece vistas panorámicas del terreno accidentado y las montañas circundantes.
Al cruzar el primer pico, el paisaje cambió drásticamente; de repente, nos encontrábamos sobre un terreno volcánico agreste y sulfúrico, relata Namiko Chen, chef y escritora gastronómica de Just One Cookbook, evocando la sorpresa que muchos visitantes experimentan.
El proceso de elaboración del kurotamago es una fascinante combinación de química y tradición culinaria.
Los huevos frescos se sumergen en las aguas termales ricas en azufre e hierro, donde una reacción química transforma su cáscara a un distintivo tono negro debido a la formación de sulfuro de hierro.
Tras aproximadamente una hora de cocción, los huevos son vaporizados para completar el proceso.A pesar de su apariencia oscura, el interior conserva una textura tierna y un sabor sorprendentemente familiar.
La mayoría de la gente queda impactada por el enorme contraste entre la apariencia y el sabor, comenta Mamoru Sato, director de la Asociación de Turismo de Hakone.
El ritual de pelar la cáscara negra para revelar el huevo blanco se ha convertido en una parte integral de la experiencia de Owakudani, un momento que muchos comparten con la esperanza de prolongar su vida, según la leyenda arraigada en la cultura local.
La creencia en los beneficios de la longevidad asociada al consumo de kurotamago tiene sus raíces en la veneración del Enmei Jizo, una estatua budista tallada hace unos 1200 años que se cree otorga longevidad y protección a los niños.
El número siete, considerado de buena suerte en la cultura japonesa, refuerza esta creencia popular.
Si bien Sato enfatiza la falta de evidencia científica para respaldar el mito, reconoce su importancia cultural: Hablar de vivir siete años más comiendo huevos negros es parte esencial de la experiencia Owakudani.
La tradición limita los beneficios a dos huevos, un detalle curioso que añade una capa adicional al ritual.
Finalmente, se insta a los visitantes a acercarse a Owakudani con precaución y respeto debido a su actividad volcánica inherente.
El acceso puede estar restringido en función de las condiciones ambientales, y es crucial consultar las alertas de seguridad antes de la visita.
Más allá del mito de la longevidad, el kurotamago representa una conexión tangible con la naturaleza salvaje y la rica herencia cultural de Hakone.