Guerra Comercial Norteamericana: Canadá Responde con Aranceles al Sector Automotriz Estadounidense
El gobierno canadiense ha anunciado la imposición de aranceles del 25% a los vehículos estadounidenses importados, una medida de represalia directa ante las tarifas impuestas por Estados Unidos.
La decisión, comunicada por el primer ministro Mark Carney, busca equilibrar la balanza comercial y proteger la industria automotriz canadiense, un sector vital para la economía nacional.
Esta acción responde a las recientes medidas proteccionistas adoptadas por Washington, que ya han afectado significativamente al comercio entre ambos países.
El ejecutivo canadiense había advertido previamente a la administración estadounidense sobre una respuesta contundente en caso de que estas tarifas se materializaran.
Nos vemos obligados a tomar estas medidas con cautela, buscando un impacto significativo en el mercado estadounidense y minimizando las consecuencias para Canadá, declaró Carney.
La imposición arancelaria afectará a importaciones por un valor estimado de 25.300 millones de dólares estadounidenses y se presenta como una medida permanente, no temporal.
Una particularidad de la estrategia canadiense es la exclusión de los componentes automotrices provenientes de Estados Unidos, evitando así perjudicar a las empresas canadienses que dependen de estos insumos para sus procesos productivos, frecuentemente transfronterizos entre Ontario y Michigan.
De igual forma, se eximirán de aranceles las piezas procedentes de México.
El impacto inmediato de esta escalada comercial ya se ha manifestado en el sector automotriz canadiense.
Stellantis, una importante empresa del sector, ha anunciado la suspensión temporal de sus operaciones en su planta de ensamblaje de Windsor, lo que afectará a más de 3.600 empleados.
El sector automotor representa la segunda principal fuente de exportaciones para Canadá y sustenta directamente el empleo de 125.000 personas, generando además otros 500.000 puestos de trabajo indirectos.
En anticipación a esta confrontación comercial, el gobierno canadiense ya había anunciado una inversión de 1.400 millones de dólares para apoyar a las industrias afectadas por las tarifas estadounidenses.
De los aranceles al acero y aluminio, se teme que Washington pueda extender sus medidas proteccionistas a otros sectores estratégicos como la industria farmacéutica, la producción de semiconductores y el sector maderero.
La administración estadounidense debe reconsiderar su rumbo, enfatizó Carney, quien anteriormente ocupó los cargos de gobernador del Banco Central de Canadá y del Banco de Inglaterra.
Aunque estas políticas causarán sufrimiento a las familias estadounidenses, es probable que la magnitud del daño obligue a un cambio de dirección.
El camino hacia ese punto podría ser largo y doloroso para todos nuestros socios comerciales.
Canadá ya había implementado previamente dos rondas de aranceles en respuesta a las medidas estadounidenses, acumulando un total de 42.480 millones de dólares americanos.
Analistas económicos advierten que esta escalada comercial podría generar incertidumbre en los mercados y afectar negativamente el crecimiento económico tanto de Canadá como de Estados Unidos, con consecuencias potencialmente significativas para la estabilidad global.
La situación exige una diplomacia activa y un diálogo constructivo para evitar una prolongada guerra comercial entre ambos países vecinos.