
Historias de quienes preservaron la memoria de Evita
En distintos puntos del país, hombres y mujeres logran conservar bustos y otros objetos vinculados al peronismo./Foto Sebastián Granata
Distintas historias en varios puntos del país coinciden en actos de hombres y mujeres comunes que reaccionaron en los momentos previos a que se desatara la infamia y persecución contra el peronismo tras el golpe de Estado de 1955. Así resguardaron la memoria de los líderes de el Movimiento Nacional Justicialista, Juan Domingo Perón y Eva Duarte, y para ello rescataron bustos y diversos objetos vinculados al justicialismo de las acciones violentas de los comandos civiles antiperonistas de la llamada 'Revolución Libertadora'.
A 70 años de la muerte de Eva Perón, Télam reunió varios relatos de un momento clave en la historia del peronismo. En los días previos al golpe que derrocó a Perón, quedó demostrada la relación de amor, respeto y veneración que Evita despertó en gran parte de la sociedad argentina , que en ese momento no permitiría eliminar toda la simbología justicialista, a pesar de el hecho de que los militares en ese momento incluso habían prohibido nombrar al ex presidente.
Así, con pequeños actos simbólicos de gente común que no pertenecía a un grupo ni a un sindicato, se inició la resistencia peronista por parte de la sociedad civil, que luego se convertiría en años de lucha para lograr el regreso del líder exiliado en Puerta de Hierro. . , España.
En Santiago del Estero , más precisamente en la localidad de Tomás Joven , la historia la protagoniza la maestra rural Chela Pazos, quien junto a su esposo deciden en septiembre de 1955 enterrar el busto de Evita en un cerro que había sido enviado años antes por Fundación Eva Perón.
Chela, fallecida el año pasado, contó a El Ciudadano en 2016 que lo primero que hizo cuando se enteró del derrocamiento de Perón fue guardar el busto debajo de su cama por temor a la furia de militares y antiperonistas. Su temor estaba bien fundado: días después registraron su casa en busca de todos los símbolos y el famoso busto, que ya no estaba allí sino en medio de la montaña.
Al respecto, la maestra recordó: 'Me pareció tan feo enterrarla. Le pedí disculpas y le dije: 'Es para que no te rompan, Evita'. La enterramos y la tuve tres meses en el arbusto.'
Unos meses después, lo desenterraron y trasladaron clandestinamente el busto en un tren a la ciudad de Añatuya, donde vivía la madre del maestro.
En 1979, Chela se mudó a Rosario y con ella también viajó el busto de Evita que, en 2016, decidió donar al Concejo Municipal de esa localidad santafesina, donde se encuentra actualmente.
A pesar de las persecuciones lograron preservar la memoria del peronismo./Foto Sebastián Granata
En Avellaneda yace una historia de golpes y lealtades. Y sobre todo un recorrido que incluyó cisternas y trenes para preservar un busto de Evita que hoy se encuentra en la casa de un militante cordobés, Alberto 'Beto' González, hijo de un sindicalista ferroviario.
La historia comienza la noche del 26 de septiembre de 1955, días después del golpe, cuando el busto de Evita fue arrojado y arrastrado por antiperonistas en una plaza del partido de Avellaneda en Buenos Aires, donde se pelearon a puñetazos con un grupo de trabajadores. ferroviarios que, conscientes de la infamia, salieron a buscar y rescatar la escultura.
Luego de recuperarlo, esos ferroviarios lo enterraron hasta 1969. Ese año, ante un posible retorno a la democracia, lo desenterraron, embalaron y enviaron por tren a Río Tercero, Córdoba, como si fuera un encomienda más, dijo González a Tribuna. portal.
Sin embargo, el traslado no fue tan sencillo: 'Duraba 6 meses porque tuvieron que esperar hasta que no había inspector, (además) cambiaron las etiquetas de los empaques', recordó González.
A su llegada a Río Tercero, los militantes lo exhibieron en una incipiente unidad básica, pero el busto fue nuevamente escondido durante la última dictadura cívico-militar en un aljibe de una casa de la localidad cordobesa de Tancacha.
Con la vuelta a la democracia en 1983, rescataron nuevamente el busto del aljibe y lo exhibieron en la misma unidad básica hasta que se cerró y el monumento quedó en la casa del padre de Alberto González, quien lo tiene en su domicilio.
El busto de Evita tiene marcas de bala, manchas de pintura y varios golpes.
'Muchos me preguntan por qué no lo restauré. Decidí no hacerlo porque creo que así se debe mostrar. Es un símbolo de la barbarie que se cometió en el 55. Hablar de Perón estaba prohibido y quiero nuevos generaciones para verlo, así como es y creer en todo lo vivido', dijo González.
Cientos de historias se repiten en todo el país. Muchos de ellos se han perdido porque sus protagonistas fallecieron y sus familiares no han continuado con ese legado o porque era un secreto que muchos se llevaron a la tumba.
Sin embargo, se rescata otro caso de amor y respeto por la figura del 'portabandés de los humildes', gracias a la rápida acción de algunas familias de la zona bonaerense conocida como 'Cojudo Muerto' -cerca de Lincoln-. provincia de Buenos Aires- Consiguieron sacar el busto de Evita de la plaza del pueblo previo al Golpe y lo guardaron dentro de un tanque cisterna junto con varios libros y objetos del Justicialismo.
Por la noche, sin despertar las sospechas de la otra mitad del pueblo, el tanque fue llevado al campo de la familia Cartechini, aunque su ubicación fue uno de los secretos mejor guardados que se transmitió de generación en generación entre las familias peronistas, recuerda Bettina. que creció en una de esas casas justicialistas.
Pero, como en la mayoría de los casos, la cisterna fue enterrada en un lugar que no estaba señalizado y del cual solo se guardaba en la memoria el número de escalones hasta el portón de ese campo, dijo Bettina.
En 1987, cuatro años después del retorno de la democracia, se animaron a realizar el desenterramiento, que fue 'un gran acontecimiento para el pueblo donde muchos hombres fuertes y fuertes lloraron al ver reaparecer intacto el busto de Evita'.
'Tenía 15 años y sigue siendo uno de los momentos más mágicos de mi vida', confesó Bettina a Télam, quien recordó que cuando se desenterró el tanque hubo 'una sensación de misión cumplida' para quienes salvaron el busto de Evita de la ofensa de los antiperonistas.