
Reseña de 'Master Gardener': El hombre solitario de Paul Schrader
Parte del atractivo de 'Master Gardener' es que el escritor y director Paul Schrader logra sacar adelante esta improbable película. No debería funcionar e, incluso después de verla dos veces, no creo que lo haga del todo, lo cual la hace más fascinante y fortalece su poder. Hay mucho que admirar en la tensa ensoñación de la película, su pulposa resaca y su severa elegancia, así como la sorprendente e incómoda sinceridad con la que Schrader se lanza de cabeza a las cuestiones del amor, el odio, la raza y la redención en un mundo implacable.
Como ha sido el caso en muchas de las historias de Schrader, esta se centra en un hombre que es de este mundo y aparte. Ese personaje, 'el hombre solitario de Dios', como se le llama en 'Taxi Driver', que escribió Schrader, ha aparecido repetidamente en su filmografía. Ese hombre solitario está aquí de nuevo, resucitado una vez más en 'Master Gardener', pero ahora llamado Narvel Roth e interpretado como un puño cerrado por Joel Edgerton. Estoico, impulsivo y vigilante, Narvel trabaja como el jefe de horticultura de Gracewood Gardens, un país de las maravillas cultivado en algún lugar del sur de Estados Unidos con plantaciones meticulosamente organizadas y un frío estremecedor en el aire.
'Master Gardener' es la tercera entrega de lo que Schrader describió como una trilogía accidental que comenzó con su drama de 2018 'First Reformed', sobre un ministro (Ethan Hawke) que tiene una crisis de fe, y que continuó tres años después con 'The Contador de cartas', sobre un jugador (Oscar Isaac) con un pasado militar brutal. En las tres películas, un hombre solitario, cansado del alma en crisis, que invariablemente se ve solo en una habitación escribiendo en un diario que comparte en voz en off: sufre una especie de transfiguración. Cada hombre conoce a una mujer que lo conmueve mucho, y cada uno también experimenta una violencia purgante (oblicua y perturbadoramente literal), ya través de ambos, cada uno alcanza la gracia o algo parecido.
Al principio, Narvel no parece estar en crisis. El jardín que cuida es propiedad de Norma Haverhill, una decana vanidosa e imperiosa interpretada con aterradora altivez por Sigourney Weaver. casa de la plantación: recuerda a una señorita Havisham sureña más organizada. El nombre Norma, por otro lado, parece un guiño cineasta obvio a Norma Desmond, otra mujer rica que se mueve dentro del mausoleo que ha hecho de su vida. A diferencia de Desmond. Sin embargo, el jardín de Norma no ha echado semillas, para tomar prestada la metáfora controladora de Schrader, en parte porque Narvel no es más que un trabajador complaciente.