
Reseña de 'La ira de Becky': Teenage Riot
Continuando con las aventuras de justiciero de su homónima vagabunda adolescente (Lulu Wilson), 'The Wrath of Becky' (una secuela de 'Becky' en 2020) la encuentra una vez más luchando contra los nudillos de extrema derecha.
Han pasado dos años desde que los neonazis mataron a su padre, y Becky y su compañero canino, Diego, han quemado varias familias adoptivas antes de acabar en la casa de la amable Elena (Denise Burse). Ahora, con 16 años, Becky trabaja como camarera, juega Scrabble con Elena y fantasea con cortarle la garganta a un cliente sexista. Todo lo que necesita es un incidente incitador, y aquí, en el momento justo, vienen los Hombres Nobles, un grupo de supremacistas blancos y aspirantes a insurrectos, que violentamente ataca a Elena y se lleva a Diego. Si 'John Wick' nos enseñó algo, es nunca, nunca dañar al perro.
Dirigida por Matt Angel y Suzanne Coote, 'The Wrath of Becky' sigue los ritmos de memoria del thriller de venganza mientras Becky, ataviada con un mono rojo y uñas azules, sigue a los hombres a una acogedora granja y escucha a escondidas sus planes racistas. las matanzas posteriores son inventivas, el ritmo animado y la estructura del gato y el ratón entretenida; pero los propios roedores son (aparte de su afable líder, interpretado por Seann William Scott) unos imbéciles tan misóginos que el predominio de Becky nunca está en duda.
Teniendo en cuenta el enjambre actual de grupos como este, 'The Wrath of Becky' al menos debería habernos dado escalofríos. Pero el tratamiento casi en broma de la película de sus incels babosos, combinado con las posturas cómicas de Becky, sangra la tensión. Wilson, sin embargo, es consistentemente excelente y merece material más reflexivo. Si va a haber una tercera película, el final de esta sugiere que ella podría conseguirla.
The Wrath of Becky Calificación R por diálogo repugnante y materia cerebral que gotea. Duración: 1 hora 23 minutos. En cines.