
Realizan marchas exigiendo justicia a dos años de la devastadora explosión en Beirut
Familiares de las víctimas marcharon este jueves hacia el puerto dañado. Foto: AFP Dos años después de la gran explosión que arrasó Beirut, la capital de Líbano, familiares de las víctimas marcharon este jueves hacia el puerto dañado para exigir una investigación internacional y justicia por los 200 muertos y miles de heridos.
La marcha se produce un día después de que un grupo de 37 expertos en derechos humanos de diferentes ONG solicitaran a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas una investigación internacional 'rápida e independiente' sobre la explosión.
Además de muertos y heridos, la explosión del 4 de agosto destruyó amplias zonas de la capital libanesa, que desde hace años está sumida en una crisis financiera sin precedentes, que se suma a su habitual inestabilidad política.
La explosión fue provocada por nitrato de amonio almacenado incorrectamente, aunque gran parte de la población culpa a una clase dominante aferrada al poder durante décadas, acusándola de mala gestión, corrupción y negligencia grave.
Es necesaria 'una investigación imparcial, exhaustiva y transparente sobre la explosión', dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, haciéndose eco de los llamamientos de ONG, expertos y familiares de las víctimas.
Los manifestantes se congregaron el jueves en el puerto, donde, en un desafortunado recordatorio de la explosión de hace dos años, una nueva sección de silos que contenían miles de toneladas de trigo y otros granos se derrumbó tras un incendio.
El derrumbe se produjo precisamente cuando las marchas de los manifestantes llegaban al puerto.
'Veo la misma escena, casi desde el mismo lugar, dos años después', dijo Lama Hachem, de 30 años, a la agencia de noticias AFP en el centro de Beirut mientras observaba una nube de polvo que salía del puerto.
'Es impactante que la misma escena se repita frente a nosotros hoy', agregó.
Los expertos llevan días advirtiendo que los silos podrían colapsar de manera inminente tras registrar tasas de inclinación sin precedentes.
'No hay justicia bajo el dominio de las milicias y las mafias', se podía leer en una de las pancartas que enarbolaron los manifestantes, en referencia a la clase dominante.
La explosión ocurrida hace dos años dejó 200 muertos y miles de heridos. La investigación sobre las causas de la explosión sigue estancada en medio de la injerencia política, y ninguna autoridad estatal se responsabiliza por la tragedia.
El gobierno ordenó la demolición de los silos en abril, pero la suspendió en parte debido a las objeciones de los familiares de las víctimas que quieren conservarlos como memorial.
El trabajo del juez a cargo del caso, Tarek Bitar, está paralizado desde el 23 de diciembre, según fuentes judiciales.
Bitar enfrenta actualmente una serie de acciones legales en su contra y una campaña liderada por el poderoso movimiento político y armado Hezbolá.
Amnistía Internacional, Human Rights Watch y otras organizaciones insistieron en un llamado a la ONU para enviar una misión de verificación.
'Ahora más que nunca está claro que la investigación interna no podrá hacer justicia', dijeron.
La explosión fue un momento dramático en la caótica historia del Líbano, un país en medio de la peor crisis económica de su historia, marcada por apagones, inflación galopante y desánimo generalizado.
Los apagones duran hasta 23 horas al día, las calles permanecen a oscuras por la noche y los semáforos no funcionan. La población se enfrenta a la falta de combustible, medicamentos y agua potable.