
El enorme desafío de Scaloni
Foto Fernando Gens Las secuelas de la insólita primavera árabe no deberían ser suficientes para decretar el apocalipsis en vísperas: las chances de la Selección Argentina están intactas y en gran medida llevarlas o verlas partir dependerá de la influencia de Lionel Scaloni .
A lo hecho (y lo no hecho, pecho): Argentina sufrió uno de los cinco golpes más sonoros en la historia de los Mundiales, en este caso ante un rival de cuarta categoría que ni siquiera tiene una topografía adecuada para el crecimiento de un césped destinado a un campo de fútbol como manda Allah.
¿Hay algo que salvar del naufragio del martes?
En sentido estricto, a primera vista, y también a segunda, nada, absolutamente nada.
Les faltó funcionamiento colectivo, buenas actuaciones individuales, sentido de la oportunidad para abonar momentos de más o menos marea alta.
Carecían de cohesión, solidez, jerarquía y picardía.
Faltaba templanza, reservas mentales y orgullo bien entendido.
Foto Fernando Gens ¿Será entonces que en tierras tan devastadas no quede ningún leño que ayude a evitar naufragios?
Sí, no los hay -ninguno que emane de la propia actuación argentina- pero con honestidad, buena voluntad y una dosis de optimismo, esos incentivos están a la vista.
Uno: Arabia acaba de ser una espina en el costado de Argentina, pero ¿por qué no podría serlo también para Polonia y México? Ya hay otra mesa cubierta.
Dos: con su soporífero 0-0, Polonia y México se han mostrado terrenales y ganables, por no decir mediocres.
Planteado así un escenario sumamente complejo, la primera lupa no se debe poner sobre Messi, ni sobre Di María, ni sobre Dibu Martínez, sigan las firmas. La primera lupa hay que ponerla en Scaloni, cabeza de plantilla, equipo y a grandes rasgos del crucial compromiso del sábado.
(Sí, claro, hinchas de Perogrullo: los partidos los ganan o los pierden los futbolistas, pero la mera existencia de los directores técnicos designa per se un grado de importancia, injerencia e influencia).
¿Será capaz Scaloni de reconstruir la autoestima de sus futbolistas y del colectivo?
¿Será capaz Scaloni de recuperar la confianza que le han dado los jugadores, ya que en su debut quedó patente la ausencia de un plan B y/o de un plan C?
¿Tendrá Scaloni la suficiente lucidez y la conocida convicción para eximir de lo imposible a los jugadores (pocos) que no están en plena forma física, operar una adecuada selección de personal y si es posible meter la mano en el manual y dar descanso a la primera hoja? del sistema táctico?
¿Estará Scaloni, ante el enorme desafío de su incipiente carrera, a la altura de las circunstancias?