
Diego, de una caja en el cielo
Diego campeón en el '86./Foto: AFP. De todas las particularidades que se dan en el Mundial de Qatar, hay una que cala profundamente en el corazón argentino: será la primera sin la presencia física de Diego Armando Maradona.
El símbolo sagrado de la albiceleste no estará en el terreno de juego, ni en el banco de suplentes, ni en las cabinas de transmisión ni en la platea, por primera vez en 40 años.
Su presencia, por otra parte, quedará confirmada en la memoria colectiva de la afición con cánticos, banderas y otras manifestaciones, que buscarán ejercer una influencia sobrenatural a favor del equipo de Lionel Scaloni.
Genio y figura durante los mundiales
Diego se empoderaba en los Mundiales, siempre, sin importar el rol que le tocara cumplir. Esto fue incluso antes de relacionarse con la máxima competencia de la FIFA, en Argentina 1978 , cuya previa giró en torno a si César Luis Menotti debía convocar o no a ese joven futbolista que destacó por su talento en Argentinos Juniors.Cuatro años después tuvo su revancha y debutó en España '82 cuando el Barcelona, unos días antes, había sacudido el mercado internacional de fichajes con su adquisición a Boca Juniors a cambio de una cifra récord para la época: 1.200 millones de pesetas. (la moneda española de entonces).
España La experiencia no terminó bien para Diego ni para el equipo de Menotti, que defendió el título conquistado cuatro años antes en el país. El astro disputó el primero de cinco partidos ante Bélgica, que acabó con derrota por 1-0 en el Camp Nou.
Al siguiente partido, marcó sus dos primeros goles en el Mundial con un doblete ante Hungría (4-1) y ya en octavos, el día de la despedida (1-3 vs. Brasil), recibió su único Expulsión mundialista.
México '86, escenario de la leyenda
El gol a los ingleses./Foto: AFP En México '86 la historia es ultraconocida: Maradona se entronizó como la máxima leyenda del fútbol argentino y quizás también la más grande en la historia universal de ese deporte, cargo que hasta luego fue ocupado sin debate por el brasileño Pelé.El gol a Italia, la 'Mano de Dios', el 'Gol del Siglo', el doblete a Bélgica en semifinales, el pase a Jorge Burruchaga en el gol decisivo de la definición del título, la coronación en el Estadio Azteca y el nivel cósmico de su juego general montó una actuación mítica.
Desde entonces, Diego se convirtió en el héroe del pueblo argentino, aquel que, tras salir de Villa Fiorito, supo colocar la bandera argentina en la cúspide del fútbol mundial, con una venganza cinematográfica contra Inglaterra, años después de la Guerra de las Malvinas a la que instauró la dictadura cívico-militar.
En clave divina, pero con el deterioro que le provocan las tentaciones terrenales, Maradona repitió una hazaña memorable en Italia , país donde dividió aguas entre el norte rico y el sur humilde, al que pertenecía la ciudad que lo adoptó de por vida: Nápoles.
Fue allí mismo, en el estadio San Paolo -hoy Diego Armando Maradona-, que Argentina puso fin al sueño del equipo local, bajo la capitanía de 'Pelusa'. Gran parte de Italia nunca le perdonó esa 'traición' en semifinales, por eso Alemania tuvo apoyo mayoritario en la definición de los Juegos Olímpicos de Roma, donde la selección de Carlos Bilardo fue víctima de un presunto delincuente sancionado por el mexicano Eduardo Codesal. .
En aquel Mundial de 1990 , Diego había protagonizado un nuevo capítulo de la fantasía cuando habilitó a Claudio Caniggia para eliminar a Brasil en octavos de final, tras amontonar rivales desde el centro del campo con un tobillo infiltrado para poder pisar.
Su último Mundial como jugador fue en Estados Unidos en 1994 y acabó de la forma más amarga, con la expulsión de la competición tras dar positivo por efedrina en un test correspondiente al segundo partido con Nigeria.
La fatídica USA Días antes, en el triunfo sobre Grecia (4-0), Diego anotó su último gol en el Mundial. Su resumen en la competencia FIFA arroja 8 goles en 21 partidos, récord de presencias que Lionel Messi (19) podrá batir el 30 de noviembre cuando Argentina juegue contra Polonia en la última fecha del Grupo C.
La historia de Diego en los Mundiales continuó con diferentes roles: fue comentarista de TV en Francia '98 , invitado a la final Corea-Japón 2002 , con Argentina ya eliminada, y hincha en Alemania 2006 , Brasil 2014 -mientras hacía la programa 'De Zurda' con Víctor Hugo Morales-y Rusia 2018 .
Entre medias, vivió la experiencia más importante de su carrera como entrenador, al frente de la Selección de Sudáfrica en 2010 , con Julio Grondona como presidente de la AFA, Bilardo como coordinador general del área, y un joven Messi que jugaba su segundo Mundial. después de ganar su primer Balón de Oro el año anterior.
Con Messi, en Sudáfrica/Foto: AFP. El sueño fluyó hasta la derrota de Alemania (4-0) en cuartos de final. Aquel Diego con barba, a los 49 años, había confundido a Thomas Müller -autor del primer gol- con un recogepelotas y llamó a no comerse el 'chamuyo' de los alemanes en la rueda de prensa previa al cruce.
La clasificación al Mundial se había producido de forma espectacular en el Centenario de Montevideo y con un mensaje a sus críticos (las famosas dedicatorias 'lo tienes dentro' y 'sigue chupándolo'). En Sudáfrica, las victorias ante Nigeria, Corea del Sur, Grecia y México marcaron un camino perfecto hasta el fatídico día en Ciudad del Cabo.
Hace cuatro años, en Rusia, se le vio por última vez en el marco de un Mundial. Era otro Diego, lejos de su mejor versión física y anímica. Dormido en el sillón, exaltado en los festejos, contenido por sus asistentes para no caerse de la baranda que separaba el sector VIP del público asistente.
En este Mundial de Qatar abrirá su caja en el cielo, al fin y al cabo, más allá de la nostalgia, un buen lugar para la D10S de los argentinos.