
'Me pasó un cataclismo del que no me puedo recuperar pero voy a escribir sobre eso'
'La ACV le dio un protagonismo inesperado a mi mano izquierda, que es lenta y comete muchos errores'/Foto de archivo
La edición actualizada de la novela 'El affair Skeffington' , de la escritora y periodista María Moreno, también autora de los libros de no ficción 'El Petiso Orejudo' y 'Panfleto, erótica y feminismo' , pone en diálogo y tensión distintos tiempos con la biografía imaginada de Dolly, la poeta que deambula por las calles parisinas de las primeras décadas del siglo XX, en contraste a principios de los 90 cuando aparece esta novela, que en su nueva edición añade nuevos poemas, escritos tras el ACV que tuvo la escritora el año pasado.
En el texto, publicado por Random House, aparece bajo el seudónimo de Dolly Skeffington una escritora imaginada por Moreno llamada Olivia Strethorse. Las teorías de Dolly son las de la escritora y periodista nacida en Buenos Aires en 1947. Atribuirlas al personaje le permitió a la autora dejar esas ideas en borradores de hipótesis, frases sin pruebas. Al mismo tiempo, Moreno actualizó las polémicas sobre el feminismo lésbico que se desarrollaron durante la transición democrática.
'El verdadero final de Skeffington: sus versos vienen a mi mente en momentos de máxima desesperación, de cesación del sentido de toda vida; por esos ritmos cojos y torpe español me aferro de nuevo a sus bordes. Por el relato de esas experiencias que no pertenecen para mí, puedo reconocerme y reunir todas mis partes, hecho que no deja de tener la influencia de las teorías de Dolly Skeffington', escribe el autor al final del libro.
Moreno, quien desde 2020 es directora del Museo del Libro y de la Lengua , anexo a la Biblioteca Nacional de Argentina, sufrió un accidente cerebrovascular en julio de 2021 que la llevó a escribir una carta que leyó cuando se reabrió la institución. para el publico. la escritora Inés Ulanovsky en septiembre del año pasado: 'Que el Museo del Libro y la Lengua sea dirigido por alguien que haya sufrido los efectos de un derrame cerebral, entre los que se encuentra la dislexia severa, es decir, que sienta un sabor amargo en la lengua de los cuerpo y la del alma, según una elegíaca frase de don Leopoldo Marechal en su 'Adán Buenosayres', parece obra de Copi; pero como la vida tiene los argumentos más extravagantes, es despóticamente real', dijo en ese momento tiempo .
-¿Cómo nació Dolly en los 90?-El comienzo de 'El asunto Skeffington' fue químico. Un tumor sin prestigio por su ausencia de peligro requería medicación periódica. Unas pastillas rosadas que contenían un derivado del opio me redujeron el dolor pero no lo hicieron desaparecer. Bajo su efecto, En la frontera entre el sueño y la vigilia, me pareció escuchar frases sueltas que parecían bien formadas y en las que reconocía el eco de los poemas de los poetas norteamericanos traducidos por Diana Bellessi. Así que reuní algunas de esas oraciones para componer párrafos que podrían haberse llamado poemas si no los hubiera pensado, de cierta manera, fuera de mi control. Luego las mecanografié y las olvidé, urgido a escribir notas periodísticas. Un segundo momento ocurrió en un viaje a Tigre con Mercedes Roffé, en el que vimos a una joven rubia vestida con ropa vintage que se sentó al final del bote. Convencí a Mercedes de que era una aparición. La figura fantasmal se apeó en el muelle de Islandia, perteneciente a la casa de Dolly Basch. Por eso bauticé a la supuesta autora de mis dictados hipnóticos 'Dolly' y le puse el apellido 'Skeffington' como homenaje a Bette Davis por su papel en 'Mrs. Skeffington'.
-¿Desde ese primer momento hasta el presente, cambiaron significativamente los contextos de la novela?-La primera edición fue en 'Bajo la luna' en 1992. Era una época en la que había una gran presencia del psicoanálisis y del estructuralismo, de las corrientes literarias europeas. 'Viena fin de siglo' podría ser un dossier. No recuerdo una pregunta persistente sobre géneros. A nadie se le ocurrió preguntar cuáles eran los textos de Lamborghini. Había poca teoría sobre las comunidades artísticas de mujeres a principios del siglo XX que fueron fundamentales en el modernismo. Muchos pensaron que lo había inventado todo pero en el libro el único personaje que no existe es Skeffington. Creo que todo el texto es ingenuamente profético. La 'estructura itinerante' del personaje ahora se puede traducir en fluidez de género. Hay personajes trans, arte conceptual, performance, las cosas ahora se pueden leer más familiarmente.
-¿Cree en las categorías literarias genéricas teniendo en cuenta que su novela cruza la narrativa y la poesía? -No, claro, sino diríamos que una persona trans es una novela y una mujer, una no ficción.
-¿Quién o quienes fueron modelos intelectuales para crear a Dolly? -Esa falsa erudición viene de los libros citados en las referencias. Especialmente de 'Las mujeres de la margen izquierda'. Pero el trasfondo del juego está en 'Pale Fire' de Nabocov y 'The Poems of Sidney West' de Juan Gelman Pero mi inspiración inmediata fue un programa de la serie 'El monitor argentino' en el que Jorge Dorio y Martín Caparros habían creado un autor apócrifo llamado José Balbastro.
-¿Cómo se manifiesta el cambio en la mirada de la mujer y el mundo de las mujeres que aman a otras mujeres? -El 'cambio' es una continuidad pero menos apegada a la política identitaria.
-Esta nueva oportunidad tras el ACV, ¿cómo te hace ver la realidad y la ficción? -La ACV le dio un protagonismo inesperado a mi mano izquierda, que es lenta y comete muchos errores, lo que también retrasa mis asociaciones. Seguramente he renunciado al barroquismo que ahora me impacienta. Creo que me pasó un cataclismo del que no me recupero pero como los viejos deseos, incluso las viejas neurosis, prevalecen sobre cualquier cataclismo, voy a terminar de escribir sobre eso.
-¿Cómo se articula en su caso el trabajo intelectual con la función pública? -Las lenguas rotas que se discriminan, los cuerpos no normalizados por la posición bípeda, sus inventos, son bienvenidos en el Museo del libro y la lengua. No son cosas con funciones separadas. Haber editado mucho antes de que se pusiera trágicamente de moda el tema 'La Babel del odio, las políticas lingüísticas en el frente antifascista' de Luis García me parece una intervención intelectual y pública con muchos compañeros detrás. En ese libro hay una cita de Jaureche que hoy es urgente: 'La multitud no odia, odia a las minorías, porque ganar derechos da alegría, mientras que perder privilegios da resentimiento'.