
'La literatura no repara el daño sino que hace justicia desde otro lugar'
Foto: Hernán Saravia Con un lenguaje que indaga en las fibras más íntimas y contradictorias de la maternidad, Belén Zavallo construye en 'Aspas' una obra que, desde la sutileza del lenguaje poético, se convierte en una novela familiar 'triturada en versos' , como define la autora , quien asegura que la poesía es el género que más lo entiende para expresar la incertidumbre que le ha causado ser madre. 'Es cavar y guardar la piel ajena bajo tus uñas: nada es tuyo', define.
Esta experiencia de maternidad , que la autora vivió en dos etapas muy distintas de su vida, la llevó a realizar con esta obra un recorrido por los complejos lazos familiares; por la infancia, muchas veces perturbada, y la dolorosa experiencia de una hija que sufrió maltratos ajenos a la familia, situación que reflejó en su novela 'Las armas'.
'En los poemas aparece la huella de ese dolor, el cuerpo en la bañera sostenido por el enjambre de avispas, la gilette, todo lo que duele y reaparece. Todo lo que madre e hija solas van recuperando como capas de una piel que se va regenerando' . aunque no pierda las marcas, están en los poemas.Creo que hay una decisión estética y política: si pretendemos que 'eso' o que 'ese tema' no aparezca porque 'ya pasó', uno de los poderes que tiene la literatura, que no es solo reparar el daño, es hacer justicia con palabras de otro lugar', explica Zavallo.
Foto: Hernán Saravia Entrerriana y autora de los poemarios 'Todos tenemos jardín', 'Dos poemas' y 'Lengua montaraz' , reivindica la presencia de la naturaleza en su obra como recurso que es espejo de sentimientos y circunstancias poéticas. 'Para mí, escribir dejando entrar la montaña es la forma más honesta que asume mi voz', asegura a Télam, al hablar de este libro publicado por Híbrida Editora.
-Télam: ¿A raíz de qué surge este libro en el que la maternidad aparece como detonante de situaciones familiares presentes y pasadas?
-Belén Zavallo: Hay un verso de Cadenas, el poeta que acaba de ser galardonado con el Cervantes, que dice 'Una mujer nace sin cesar'. Creo que la maternidad, y en mi caso Aspas, coincide con el nacimiento de Francisca en 2020, diecinueve años después del primer nacimiento de mi hija mayor, y cuando me vi iluminada por esa nueva vida, y en la fragilidad de la juventud con el otro. , ese verso que menciono tomó un nuevo significado en mi idioma. 'Aspas' se escribió hace dos años, por eso pienso en la poesía como una extensión vital y orgánica, que muta y el lenguaje intenta decirnos y decirme lo que estoy tratando de asimilar. Escribir para mí es una búsqueda y el poema es un descubrimiento. No había ningún libro hasta que Sergio Criscolo, el editor de Híbrida, me lo pidió. Tenía poemas que estaban siendo escritos, unos en el Mundial de Escritura, otros en un taller con Horacio Fiebelkorn y otros con Marina Mariasch, quien luego fue también mi editora y profesora. De modo que ese hilvanado invisible es de lo que puedo hablar hoy desentrañando el libro, pero antes había un lenguaje naciendo sin cesar: en el El nuevo lenguaje de la hija y la mirada hacia la infancia de la voz poética. Aparece la novela familiar, triturada en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus palas unas veces calladas y otras más afiladas. triturada en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus palas a veces quietas y otras más afiladas. en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus aspas unas veces quietas y otras más afiladas. quien más tarde también fue mi editor y maestro. De modo que ese hilvanado invisible es de lo que puedo hablar hoy desentrañando el libro, pero antes había un lenguaje naciendo sin cesar: en el El nuevo lenguaje de la hija y la mirada hacia la infancia de la voz poética. Aparece la novela familiar, triturada en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus palas unas veces calladas y otras más afiladas. triturada en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus palas a veces quietas y otras más afiladas. en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus aspas unas veces quietas y otras más afiladas. quien más tarde también fue mi editor y maestro. De modo que ese hilvanado invisible es de lo que puedo hablar hoy desentrañando el libro, pero antes había un lenguaje naciendo sin cesar: en el El nuevo lenguaje de la hija y la mirada hacia la infancia de la voz poética. Aparece la novela familiar, triturada en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus palas unas veces calladas y otras más afiladas. triturada en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus palas a veces quietas y otras más afiladas. en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus aspas unas veces quietas y otras más afiladas. s nuevo lenguaje y la mirada hacia la infancia de la voz poética. Aparece la novela familiar, triturada en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus palas unas veces calladas y otras más afiladas. triturada en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus palas a veces quietas y otras más afiladas. en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus aspas unas veces quietas y otras más afiladas. s nuevo lenguaje y la mirada hacia la infancia de la voz poética. Aparece la novela familiar, triturada en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus palas unas veces calladas y otras más afiladas. triturada en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus palas a veces quietas y otras más afiladas. en versos, en imágenes, con ese molino girando y sus aspas unas veces quietas y otras más afiladas.
-T: ¿Cómo concibes una maternidad que abre profundos interrogantes sobre el sentido de la vida, y sobre ese rol desde el dolor y el goce?
-BZ: Para mí la maternidad es un eje en la escritura y siempre me lleva a repensar las formas en las que se supone que nos estancamos, y lucho con el lenguaje para quitar esas etiquetas y fuera de la escritura, en las formas de conectar Hay algo muy paradójico que tiene que ver con las fechas y es que ambas hijas nacieron el día de mi cumpleaños, aunque se diferencian por unos días, pero yo era una madre tan joven de la primera que me convertí en mujer después de haber dado a luz. Y esa experiencia es muy fuerte, tan fuerte que solo se atraviesa en silencio. Con el segundo, ya en estado de escritura, pude decir todo sobre lo que es mudo. Pero nada con certeza. Por eso la poesía es lo que más me comprende: no hay más que incertidumbre, destello de verdades, atisbo de respuestas. Y en la maternidad es lo mismo, es'
-T: La obra escrita en poesía se puede leer como una novela, ya que cuenta una historia. ¿Qué representa la escritura y la poesía en tu caso?
-BZ: Hay un espacio posible para 'Aspas' y es Híbrido, porque siento que la editorial define precisamente que el libro reúna poemas que se puedan leer como una novela. Y también me resulta muy alentador escribir, pensar en las posibilidades inalcanzables del lenguaje, es decir, no hay límites en los géneros. Si ya está todo dicho y nadie es el Adán del lenguaje, la propuesta es cómo desde mi registro hago algo que me identifique y que a la vez sea innovador, aunque no lo logre, que lo creativo sea inherente a la escritura. , la intención creadora, porque escribir es siempre crear. Y la poesía es el lugar más amplio y profundo para mirarse a uno mismo en el poema, propio o ajeno. Cuando escribo hay una disposición del cuerpo hacia lo desconocido, pero es mentira, porque en mi escritura solo va lo que percibí como real: mi madre, mi hermana, mis hijas, mis sobrinas, mi abuela. Las mujeres que representan la lengua inaugurada y heredada. Y los silencios siempre más masculinos, asociados fundamentalmente al padre pero a todo lo que se muere por callar.
Foto: Hernan Saravia -T: La naturaleza interviene como espejo de unos sentimientos, y en otros momentos, como metáfora. ¿Qué te permite la naturaleza en simbiosis con tus experiencias?
-BZ: Soy de Entre Ríos y me crié en un pueblo. Para mí es necesario estar cerca de ese sonido, la aspereza de la maleza, el grito feliz, la estática de las siestas. En mi ciudad, Viale, no hay líneas de colectivos porque todo está a un paso, lo urbano nunca deja de tener contacto con el campo. Hace diez años que vivo en Paraná y siempre tuve familiares aquí, por lo que también adquirí una mirada más extraña sobre la entonación y las expresiones lingüísticas del pueblo. Entonces no podría escribir si no fuera con toda esa vida tan envuelta en la naturaleza, el paisaje es un recurso que yo conozco, lo artificial sería despegarme y hablar de subterráneos, cuando puedo contar las veces que tomé una. Para mí escribir dejándome poner la montaña, es la forma más honesta que asume mi voz.
-T: En la figura de la madre aparece el afecto más profundo, como dadora de alimentos, sostén del grupo familiar y afligida por la enfermedad. Mientras tanto, el padre aparece como una figura en descomposición. ¿A raíz de qué surge esta lectura? ?
-BZ: Esa lectura que haces tiene una referencia autobiográfica: mi madre no ha dejado de hablarme ni un solo día de mi vida, en cambio mi padre es un vacío profundo para mí. No porque no tenga relación, sino porque él siempre callaba, ella se involucraba como podía y eso incluía más que nada el silencio. Soy la quinta hija y para mi siempre han sido geniales, por eso los miro a través de mis cuarenta años y entiendo que seré 'vieja' en menos tiempo para mi hija menos que para la mayor con la que siempre estuvimos preguntó si éramos hermanas. Una vez más, la lectura de la vida se trasluce en interrogantes por escrito y en la búsqueda por comprender y sanar heridas, no para abrirlas, pero tampoco para dejarlas mudas.
-T: En algunos poemas, la infancia aparece amenazada. A veces también existe el miedo a la pérdida. 'La cola del milano es larga y se mueve como una yarará que pica el cielo', dice el poema que habla de dos amigos cuya madre se ha suicidado. Ese clima cubre todo el libro. ¿Responde a tu visión de ese momento de la vida?
-BZ: Una infancia idealizada con solo momentos felices, para mí, es una gran mentira que nunca resultó ser una experiencia basada en la realidad de nadie. En mi caso ellas (las mujeres) siempre me hablaron con franqueza. Supe cuando tenía seis años que un tipo me quería violar, gracias a ellos, y tuve la suerte de que fue un intento, pero lo grabé porque sabía los peligros que corre el cuerpo de una mujer. Eso es tremendo porque se inocula el miedo pero al mismo tiempo reconozco la palabra como una posible salvación. Después pienso que hasta en los diálogos con amigos de la misma edad en la infancia, la crueldad es inocente, los chicos -eso lo vivo en la docencia que doy desde hace dieciocho años y en las conversaciones con mi hija- dicen las cosas enseguida, son más directos y auténticos, nosotros como adultos calificamos para que nuestros padres/hijos no No creas que estamos siendo hirientes. Pero los recursos en la poesía son los mismos que en la vida, 'Aspas' busca nombrar desde la niña, creo, pero sobre todo desde la insistencia de no saber nada a pesar de lo vivido.